Cristina pone toda la carne al asador para voltear a Macri

Hoy, casi todos los medios y/o periodistas -salvo los alineados al kirchnerismo, obviamente- hablan de las intenciones claramente golpistas de la oposición en general y del peronismo en particular, encabezado este, por el kirchnerismo que, no podemos negar, son la esencia más pura de la herencia legada por el General.

En este mismo espacio, en la edición 702 publicada el 17 de mayo de 2016, cuando algunos ya lo intuíamos y lo presentíamos, pero nadie, todavía, hablaba del plan de desestabilización kirchnerista, publicamos un artículo titulado “El que gana gobierna, el que pierde conspira”. En dicho artículo, entre otras cosas señalábamos lo siguiente: ¿Cuál es la verdadera razón por la que la oposición desea implementar esta incomprensible ley? Lo vamos a decir de manera simple, fácil y sencilla.

La cuestión de fondo es perjudicar al gobierno, ¿para qué? Para desestabilizar, Para voltear al gobierno Porque muchos, ex funcionarios kirchneristas —y muchos de los actuales— saben que, tarde o temprano terminarán presos, y saben que la única manera de zafar es volteando al gobierno de Macri.

Lamentablemente, no nos equivocamos, y hoy, lo que afirmábamos es un secreto a voces. Cristina Fernández, está poniendo “toda la carne en el asador” para tratar, por los medios que sean posibles, de perjudicar al gobierno de Cambiemos.

Algunos ejemplos simples: Durante 2016 bajó el desempleo, no se abrieron las importaciones y bajó el índice de pobreza. Sin embargo, absolutamente todos los dirigentes, representantes, militantes o legisladores de la oposición, sean del nivel que sea, en cuanto tienen una cámara o un micrófono a su alcance, dicen todo lo contrario. Pero no solo dirigentes políticos tergiversan la realidad, también cuentan con la ayuda y complicidad de algunos medios, como ser C5N, Página 12 y algunos más.

Como sabemos, lo de la mentira repetitiva, no obedece a otra cosa que el consabido “Miente, miente, que algo quedará” de Joseph Goebbels.

Todo esto, no es nuevo, y responde a la vieja escuela Gramsciana, introducida en el kirchnerismo por el filósofo Ernesto Laclau . Antonio Gramsci sostenía, por ejemplo que: “La conquista del poder cultural es previa a la del poder político y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados “orgánicos” infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios”.

Pero hay más. Decía Lenin que: “cuanto peor, mejor. Cuanta más angustia se inflija al populacho más indefenso quedará y más rogará por soluciones mágicas e inmediatas, por Gobiernos duros, propaganda y gestos de falsa épica. El socialismo siempre se vale de la pobreza, la necesita para conseguir su fin último de amarrar a la dirección del partido en la cúpula del Estado.

Esta lección teórica, que tantas veces se ha puesto en práctica, es la que sufrimos durante años y todavía hoy, gracias al kirchnerismo estamos padeciendo los argentinos. La insurrección fue reprimida pero ofreció excelentes lecciones para la exitosa revolución de Rusia de 1917. Como resultado de ésta surgió la teoría de Trotsky de la revolución permanente.

Esta teoría afirma que aun las demandas más básicas de los trabajadores y campesinos, sobre todo los más oprimidos, ya no se pueden obtener sin el derrocamiento del capitalismo. Las necesidades de la humanidad sólo pueden ser satisfechas por el socialismo. Además, la lucha para lograr esta transformación debe darse a nivel mundial; no existen las soluciones nacionales para los problemas globales.Toda la carne en el asador.

¿O acaso debemos ser tan ilusos y seguir creyendo que el reclamo docente, la marcha y el paro propuesto por la CGT, y los cientos de piketes y cortes de calles no están ideados para desgastar al gobierno? Néstor Kirchner era un hombre cuya personalidad no le permitía tolerar convivir en paz con sus semejantes y, por ende, cada mañana iniciaba la jornada eligiendo con quién confrontar, a quién descalificar y contra qué sector su su represión verbal. Apropiarse de la “autoría intelectual” de la supuesta defensa de los Derechos Humanos, es un claro ejemplo de ello.

Pero también, fue un individuo pragmático, y manejó algunas situaciones como mejor pudo, tomando decisiones sobre la marcha en función de su conveniencia. Básicamente, fue un hábil manipulador de situaciones coyunturales, sin otro fin que el de perdurar en el centro de la escena la mayor cantidad de tiempo posible junto a un pequeño grupo de obsecuentes incondicionales y, de esa forma, retener poder e influencia.

Como dijimos, esta particular manera de hacer política no es, claro está, creación del ex presidente, y muchísimo menos de su sucesora, sino que les fue inculcada por Ernesto Laclau, uno de los más firmes defensores del populismo como manera de articular la relación entre gobernantes y gobernados. Laclau plantea esto de manera casi textual en su Hegemonía y estrategia socialista, y en base a esto, para Néstor Kirchner antes, y Cristina ahora, los conflictos se resuelven únicamente con la derrota de una de las partes, y esa derrota no admite acuerdos ni alternativas.

Dicho de otra manera: nada de consensuar, nada de dialogar. Desde su perspectiva, el consenso es un recurso liberal y retardatario. Todo debe ser propuesto y desarrollarse en los términos “ellos o nosotros”. Todo incluye una épica; todo es agonal, cuasi bélico y, por consiguiente, debe ser encarado como batalla que forma parte de una guerra permanente.

Por eso, Cristina pone toda la carne al asador. Sabe perfectamente bien que se acerca la batalla final, y hay solo dos resultados posibles: Voltear a Macri y retomar el poder, sobre todo de la justicia, o cárcel para todos, y todas, como dicen ellos.

mm
Acerca de Pablo Dócimo 129 Articles
Escritor , periodista.

Sea el primero en comentar