Mr President,… we are proud to speak spanish too

Aunque en Estados Unidos viven más de 41 millones de hispanohablantes, a partir de ahora la renovada web de la Casa Blanca solo podrá consultarse en inglés. El cambio se ha producido tras asumir la presidencia de Trump, cuya imagen durante un acto de campaña ocupa buena parte de la página. La cuenta de Twitter de la Casa Blanca en español permanece inactiva. La fijación de Trump con los latinos no es nueva. Ya durante la campaña electoral dejó claro que ni le gusta el español, ni la gente que lo habla.

WAP20170120579. Washington (United States), 21/01/2017.- US President Donald J. Trump (R) dances while singing along to the song 'My Way' with First Lady Melania Trump (L) while attending the Freedom Inaugural Ball at the Walter E. Washington Convention Center in Washington, DC, USA 20 January 2017. (Estados Unidos) EFE/EPA/KEVIN DIETSCH / POOL

Donald Trump ya es el presidente de Estados Unidos y detrás de los gritos y los actos resonantes de bronca, indignación y emoción nacionalista, se esconde una superpotencia sumida en la incertidumbre de no saber exactamente qué esperar de su nuevo gobierno.

Para algunos, esa incógnita significa esperanza; para muchos otros representa un temor poca veces experimentado. Estos últimos días Washington fue el escenario de la catarsis final de un año electoral en el que dominó la virulencia, el machismo y la xenofobia verbal. No fue todo responsabilidad de Trump y, por eso, muchos ciudadanos republicanos, demócratas, progresistas y conservadores rechazaron estos días hablar con la prensa.

De las dos veredas ideológicas, los estadounidenses están cuestionando con mucha fuerza a los poderes establecidos: partidos políticos, grandes medios y el establishment económico.

Por eso, los que celebraron la llegada de Trump lo hicieron convencidos de que se trata de un hombre ajeno a la política, imposible de ser influenciado por el poder económico y político gracias a su millonaria fortuna. Según su visión, el magnate no tiene nada que perder si intenta terminar con “la política de siempre” en Washington y desnudar las presuntas mentiras de los medios masivos.

Los que apoyan a Trump eligen, muchas veces concientemente, relegar el hecho de que el magnate siempre tuvo vínculos con “la política de siempre” de Washington y que gran parte de su gabinete pertenece a los mismos sectores del establishment económico que él atacó durante la campaña presidencial.

Tienen la esperanza de que su nuevo presidente cambie radicalmente el país, pero las opiniones sobre cómo sería ese nuevo Estados Unidos difieren: algunos se imaginan una vuelta a la era de oro industrial, otros sueñan con recuperar el liderazgo mundial indiscutido de la post Guerra Fría y otros piden volver a los “valores estadounidenses”, una referencia abstracta vinculada generalmente a la familia tipo, el protestantismo y la cultura blanca.

En la otra vereda, muchos de los que aún no se pueden sacudir la expresión de incredulidad o los que ya pasaron a la fase de la ira también están cuestionando el rol que cumplieron los grandes medios de comunicación y los principales partidos políticos, y los responsabilizan por la nueva realidad política.

Dentro de esta mitad del país, las opiniones son aún más heterogéneas. Hay sectores minoritarios que piden una reforma de todo el sistema político, otros que anuncian una movilización permanente para los próximos años y una mayoría que está dolida, desilusionada y temerosa de lo que pueda pasar.

Esta mayoría vive una suerte de “cruel despertar”, como lo definió durante la Marcha de Mujeres en Washington, David, un psiquiatra de 70 años oriundo de Chicago: “Intelectualmente sabía que una parte importante del país pensaba así, como Trump, pero nunca lo había asumido como algo real, algo que impactaría en mi vida, en mi realidad”.

Este despertar provocó que cientos de miles de personas llegaran de todo el país y que, por primera vez en la historia moderna de Estados Unidos, una manifestación opositora convocara más gente y opacara abiertamente a la asunción de un presidente en la misma ciudad con apenas 24 horas de diferencia. Muchos de los que se movilizaron no saben qué esperar de Trump.

Al igual que los que votaron por el magnate, ellos están convencidos de que es totalmente impredecible. Y no sólo los ciudadanos comunes no saben qué esperar del nuevo gobierno. Esta agencia habló con cerca de una decena de analistas de todo el espectro político estadounidense en las ultimas semanas y la mayoría se quedó sin palabras a la hora de imaginar cómo será la Presidencia de Trump.

¿Dominará su retórica económica proteccionista o su gabinete de conservadores tradicionales íntimamente vinculados con las ideas y las políticas de libre mercado? ¿Trump avanzará con su retórica machista, xenófoba y violenta o quedará encorsetado por el Partido Republicano, una fuerza interesada en mantener el sistema bipartidista y “la política de siempre” en Washington? Y finalmente, la gran pregunta que sobrevoló durante la ya histórica Marcha de las Mujeres en Washington: ¿Está lista y dispuesta la sociedad estadounidense para mantener la presión en las calles y enfrentar al gobierno de Trump si éste finalmente cumple con sus promesas y elimina o da marcha atrás con algunas de las principales conquistas sociales de las últimas décadas?.

La capital de Estados Unidos se convirtió en una especie de Woodstock político en las últimas 48 horas. Todo giró en torno a la política y todos tenían una opinión lista, en la punta de la lengua; sin embargo, estas respuestas aún siguen siendo un misterio para los estadounidenses y para el mundo entero.

Acerca de Oscar Posedente 12821 Articles
Periodista, locutor, actor y editor de Semanario Argentino y de Radio A de Miami. Director de Diario Sur Digital.