En el Gobierno consideran que el violento piquete de la 9 de Julio está vinculado con la campaña electoral

Con la cercanía de las elecciones y el comienzo de la campaña electoral, en el Gobierno consideran que es muy probable que la violencia como la que se vio hoy en la avenida 9 de Julio vuelva a formar parte del día a día de los porteños. Los grupos piqueteros endurecerán más su protesta contra Mauricio Macri por diversos intereses y el oficialismo responderá en bloque: despejará las calles con una estrategia unificada y compacta que se solidificó casi por completo en las últimas semanas.

Ya no hay fisuras entre el accionar del Gobierno nacional, el porteño y el bonaerense a la hora de hacer cumplir la ley ante los piquetes y cortes de calle. El jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta dejó atrás sus diferencias con la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, y ya sea por pedido de Mauricio Macri o por decisión propia, el alcalde porteño resolvió unificar la estrategia ante la protesta social.

Desde las primeras horas de hoy, hubo contactos entre los funcionarios de Seguridad de la Casa Rosada y los del Gobierno porteño. La línea de análisis de la protesta social en la avenida 9 de Julio era coincidente: entre los manifestantes había sectores de Quebracho,Corriente Patria Grande y grupos con banderas del municipio bonaerense de La Matanza enrolados en la protesta, dijeron  fuentes calificadas del Gobierno. Tanto Macri como Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal ven en las sombras de estos manifestantes encapuchados y con palos amenazantes la mano invisible de Cristina Kirchner.

En el operativo sobre la 9 de Julio actuó la División Operaciones Urbanas de Contención y Actividades Deportivas (DOUCAD) de la Policía de la Ciudad contra los manifestantes encapuchados, pero el despeje de la calle bien podría haber estado a cargo de la Policía Federal que responde a Bullrich. Ya no hay diferencias.

Desde el paro de la CGT en abril pasado que la estrategia del Gobierno nacional se unificó con la administración porteña en la lucha contra los piquetes. De hecho, Rodríguez Larreta había evaluado en los últimos días que los cortes y piquetes desde ese entonces a hoy habían decrecido.

Pero la campaña electoral encendió los flashes de las cámaras y los piqueteros encapuchados otra vez salieron a las calles a generar caos. En el Gobierno evalúan que si no se frena este clima de virulencia, para el ciudadano medio será difícil de soportar, y la imagen de la Argentina hacia el mundo se empañará sustancialmente.

¿Cómo podrá enfrentar el Gobierno la organización de una cumbre de presidentes del G-20 en Buenos Aires el año que viene o la reunión mundial de la OMC a fin de año si no puede controlar a un grupo de encendidos piqueteros? Es la pregunta que rodea a muchos observadores extranjeros.

El esquema de resolución de la disyuntiva de «ganar o perder la calle» se vuelve común a los intereses contrapuestos de cada sector. El Gobierno sólo cree que ganará con más mano dura y firmeza en el ejercicio de la ley, como había deslizado la propia ministra Bullrich la semana pasada.

GG

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Periodista, locutor, actor y editor de Semanario Argentino y de Radio A de Miami. Director de Diario Sur Digital.