Comentarios de una mosca

Hace unos años atrás, puertas adentro de la radio o la televisión, había un término que estaba de moda. Cuando en una reunión de producción alguien tiraba una idea y ésta era aceptada por el resto, la mayoría- al mejor estilo de un operador de bolsa en Wall Street- extendía el brazo hacía adelante con el índice extendido y decía “¡Compro!”.

Así, como si estuvieran jugando al “Estanciero”, se encontraban comprando ideas para un próximo programa a salir al aire.
De este modo, sin quererlo o simplemente por dejarse llevar por la máquina de picar carne de la tele, los autores y guionistas, comenzábamos a convertir nuestra “obra”, en un “producto” –doy fe de ese momento en el que, tu idea o tu texto, esperaba al juicio del resto, cual Charlie Sheen en la peli “Wall Street”-.
Eso que, un tiempo atrás, estaba englobado entre las ramas del arte; ahora, por la magia de los números, se había convertido en algo a vender.

Y eso, tomado en forma literal: sin importar la excelencia de un texto, era lo mismo un programa de TV que una cacerola. Esto último, sin desmerecer a las caceloras. Elementos que, a la luz de lo que ocurrió con el tiempo, suelen ser de mayor calidad que algún “producto” televisivo que anda por ahí.

Es que al dejarnos penetrar por esta concepción del hacer televisivo, al permitir que nuestras ideas dejasen de responder a nuestro decir interno para responder al de los “contadores”, fuimos abandonando la profesión de autor, para pasar a convertirnos en escribas de…

De este modo, nuestra televisión, que históricamente había sabido balancear entre lo comercial y lo “serio”, o, en otras palabras, lo seguro y el riesgo; dejó esto último para apostar a lo seguro y barato.

Sin embargo, unos años atrás, y aunque “compro”, derivase de la bolsa -un ámbito no de producción, sino de especulación- todavía el término conllevaba cierto riesgo: uno compraba una idea para venderla -si podía-.

En la actualidad, y ya no de puertas adentro, la palabra de moda es “garpa”. Ni siquiera se incluye el mínimo riesgo de comprar y después vender. Hoy, la quieren segura ¡Ya! Y gastando lo menos posible.

Es por eso que un programa, si no rinde en el primer mes-si no factura, si no “garpa”- es levantado. Incluso, muchos programas son levantados antes de las dos semanas.

En ese traspaso, tipos como Hugo Di Guglielmo -ex gerente de programación de canal 13- que sostienen la necesidad de que, para generar una industria televisiva, además de ideas, es necesario invertir, e invertir a largo plazo; parecen haber sido reemplazados por gerentes financieros.

Resulta extraño escuchar al director de noticias de una importante radio -propiedad, hoy, de un multimedio-, cuando me cuenta que, a diferencia de antes, cuando intercambiaban pareceres con el director general, hoy tiene la sensación de hacerlo en una habitación cerrada, sin ver a su interlocutor, y comunicándose por un parlante: “como el confesionario de Gran Hermano ¿viste?”, termina diciendo como ejemplo.

Así, cuando antes los contenidos eran una materia a tener en cuenta por los que entendían de ellos, hoy, son manejados por agentes de bolsa, o los propios anunciantes.

Estos últimos, a juzgar por la calidad de algunos programas, parecerían ser todos fabricantes de papel higiénico. Parecer refrendado, por quienes defienden la televisión actual y el rating de sus programas, apoyándose en un viejo dicho: “Coma mierda, millones de moscas no pueden estar equivocadas”.

Mas, ni el espectador o el oyente, no son los que asumen ese rol. En todo caso, en cuanto a la TV abierta refiere, se comprueba, con solo ver el rating de los canales abiertos.

Así, se demuestra que, los tratados como a moscas, se alimentan del cable y de las series. Los comentarios entre estos, giran en torno a las nuevas temporadas de “No como más mierda”, o, la temporada IV de “No miro esa bosta”.

Claro que, estas sucintas apreciaciones, de ser leídas por uno de los fabricantes de caca, serán desechadas de plano. El motivo es muy simple: han sido escritas por quien no fue nuevamente, contratado por estos “medios”.

Así, para el caso, se ha convertido en uno más de esos a los que, ellos, le intentan vender sus productos, un espectador. Lo que es decir, una mosca.

Acerca de Oscar Posedente 12821 Articles
Periodista, locutor, actor y editor de Semanario Argentino y de Radio A de Miami. Director de Diario Sur Digital.