Los padres y los hijos.

Este relato tuvo su génesis el pasado viernes tras una cena con dos matrimonios amigos. Después de un largo tiempo de pizza, empanadas, y demás menúes caseros –para gastar menos-, nos decidimos a romper nuestros chanchitos y, compramos carne para mandarnos un asado con tutti.

Los padres y los hijos…. Este relato tuvo su génesis el pasado viernes tras una cena con dos matrimonios amigos. Después de un largo tiempo de pizza, empanadas, y demás menúes caseros –para gastar menos-, nos decidimos a romper nuestros chanchitos y, compramos carne para mandarnos un asado con tutti.  Así, mientras lo íbamos cocinando, las tres parejas mirábamos la parrilla como pibes frente a los juguetes dejados por los Reyes -ese asado era nuestro, pero nos costaba creerlo-.

Tres horas más tarde, cuando las chicas levantaron la mesa para servir el café, los tres varones dejamos nuestros lugares, para amucharnos en una punta, movilizados por un tema fundamental, el fobal. Así, cuando el feca estuvo listo, las féminas se encontraron con una “Polémica en el fútbol” casera. No tengo idea de cuánto se bancaron hasta que apareció el reclamo proferido casi a coro, “la pueden terminar con ese tema de mierda. Siempre lo mismo, el fútbol ¿para qué carajos nos juntamos en pareja, se puede saber?”

Obviamente, como tipos con los pantalones bien puestos, dejamos de hablar de fobal o, mejor dicho, dejamos de hablar, para dedicarnos a escuchar el repetido reclamo femenino sobre el, aparentemente, único tema de conversación masculino. Eso, más el hecho de que en nuestras casas no estamos o tenemos la debida presencia, por estar absorbidos por la tele y los programas de fútbol, “Y NI HABLAR CUANDO LLEGA EL MUNDIAL”, como frase lapidaria de las naifas.

De tal modo, como respuesta a mi mujer, mis amigas, y a todas las lectoras que compartan su opinión, vaya este relato, como humilde respuesta: El tipo está sentado frente al televisor. Aunque, lo de sentado, es un modo de decir. En realidad, su cuerpo está tirado sobre el sillón como si fuera uno de esos muñecos llenos de alpiste o mijo, que cobran la forma de la superficie sobre la que caen o se los apoya.

Así, el cuerpo del tipo, parece una extensión o agregado del sillón. Lo único que lo vincula con el mundo animado, es el movimiento que su brazo hace para tirar la ceniza del cigarrillo en el cenicero o cuando lleva aquel a su boca para fumar. Se podría agregar el movimiento de su dedo sobre el control remoto de la TV pero, como es casi imperceptible, no cuenta.

De repente, en medio de ese estado casi vegetativo y después de ver el final de uno de los tantos informes sobre el Mundial, el tipo gira la cabeza mirando a su esposa y rompe el silencio con una pregunta: “¿Y la nena dónde está, que no la veo hace rato. La mujer mira al marido durante unos segundos sin poder creer lo que escucha, hasta que al fin responde, “¿me hablás en serio? Ya te dije, la nena se fue a vivir con el novio a la casa de los padres”.

“¡Qué! ¡Cómo que se fue a vivir con el novio, cuándo!”, preguntó el tipo pegando un salto del sillón. “¿Cómo cuándo? Hace un mes”, respondió la mujer con sorpresa. “¡Queeeé! ¡¿Vos estás loca?¿Mi hija hace un mes que se fue a vivir con un pelotudo de 17 años y vos no sos capaz de avisarme?¿Qué estoy, dibujado?!”, respondió el tipo a los gritos.

“¡Mirá, no sé si dibujado. Pero con ese Mundial de mierda estás hecho un pelotudo. Hace un mes que no paro de decirte que tenés que hacer algo y lo único que hacés es cambiar de canal para ver partidos, informes sobre partidos y resúmenes de informes…sobre más partidos; y ahora me venís con que sos el padre de la nena. Bueno, después de un mes te diste por enterado ¿a ver qué hacés ahora?!”, contestó la mujer desafiante.

Mientras apagaba el televisor y tragaba saliva, el tipo fue camino del teléfono. En el trayecto hablaba como si estuviera solo: “Acá  al fin de cuentas no soy el único padre. Yo no sé como el padre del pelotudo ese permite que el hijo este viviendo con una nena de 16 años. ¡Claro, al muy turro le debe importar un carajo, como a la que se empoman no es la hija de él, que el tarado del hijo le pegue pa’ delante. Ya se las van a ver conmigo!”.

En una casa cercana y mientras suena el teléfono, un matrimonio intercambia amablemente unas palabras: “¡Qué soy, pelotudo yo! ¡El boludo de mi hijo, que hace tres días largó los pañales, se trae a la novia a vivir a casa y nadie el capaz de decirme nada ¿Qué estoy, dibujado?!”, le pregunta el marido a la mujer. “¡Mirá, no sé si dibujado. Pero con ese Mundial de mierda estás hecho un pelotudo. Hace un mes que no paro de decirte que tenés que hacer algo y lo único que hacés es cambiar de canal para ver partidos.

Bueno, después de un mes te diste por enterado de que tu nene dejó los pañales y de que también se le para ¿a ver qué hacés ahora?!”, contestó la mujer desafiante. “¡Nada, qué voy a hacer, voy a hablar con el pelotudo del padre de esa piba! ¡Te das cuenta, el mundo está loco, la hija de 16 años se le fue hace un mes de la casa y no fue capaz ni de llamar por teléfono. Si llega a ser mi hija la mato!”, respondió el tipo mientras levantaba el teléfono.

“Hola…sí, qué hacés. Justo estaba hablando de vos. ¿Qué? Sí, no me hablés, la pelotuda de mi mujer hizo lo mismo: tardó un mes en avisarme. Te das cuenta, con estos pibes no ganás ni pa’ susto…Síii boludo, justo lo que te iba a decir ¿a vos te parece el momento que eligieron? ¡Son unos desconsiderados! Les importa un carajo lo que nos pasa a nosotros. No me hablés, qué amargura.
Pero estamos condenados, hermano, los réferis siempre nos van a bombear, y encima, con estos rusos de mierda.

Además, con los cambios que hizo, la pifió…Y sí, pero bueno, qué le vamos a hacer ¿oíste las declaraciones? Bauza debe estar recaliente. ¿Cómo decís?…Dale, arreglamos, pero aguantá que en una de esas consigo entradas para ir a la platea. Sí, no te preocupes que vamos. Además a los bosteros se les acabó la racha…bueno, quedamos así, chau, un abrazo, saludos a tu señora”.

“¿Y, en que quedaste?”, le preguntan las esposas a sus maridos. Arreglamos para seguir a Racing en cuanto termine el Mundial. Este campeonato va a ser nuestro”, contestan los tipos al unísono. “¿Y los chicos, qué pasa con los chicos?”, preguntan las mujeres con preocupación.“¡Que se arreglen. Los chicos que se arreglen! Además, finishela con lo de los chicos. En el fútbol de hoy, se acabaron los equipos chicos”. Espero haber sido claro.

Los padres y los hijos.

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Acerca de Ricky Veiga 52 Articles
Escritor, guionista, productor de Radio y TV.

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