Estudiantes y Newell’s dieron la talla ante rivales complicados

En un campeonato de treinta equipos y unos cuantos, con el debido respeto, que están lejos del mínimo, vital y móvil, dar la talla en los partidos bravos es fuente del reconocimiento y de prestigio que a estas horas se han ganado el puntero, Estudiantes de La Plata, y su único escolta, Newell’s Old Boys.

Los dos llegaban con pronóstico reservado a estadios en ebullición, poblados de miles de hinchas de sendos equipos acreditados para dar el golpe de escena y sin embargo los dos se fueron con los tres puntos en el bolso. ¿Sin que les sobre nada? Cierto. Pero también sin que les haya faltado.

Lo de Estudiantes, por caso, tiene la virtud de haberse consumado en el duelo con el equipo argentino más destacado de estos días, San Lorenzo, que pese a haber jugado el jueves por la Copa Sudamericana se presentó con su equipo titular y, de hecho, fue un escollo amenazante hasta el último minuto.

La expulsión de Franco Mussis, en los albores del segundo tiempo, condicionó al cuadro de Boedo y al tiempo devino la señal que necesitaba Estudiantes para retomar las cosas donde las había dejado en su ciclo más venturoso del tramo inicial del juego: presión alta, intensidad y astucia para sacar provecho de algún providencial tren al cual subirse.

De ese modo vino el gol del triunfo marcado por Israel Damonte, en clave de homenaje a Osvaldo Zubeldía: siete de los 14 tantos del líder llegaron de la mano de la llamada “pelota quieta”.

Otra curiosidad virtuosa del Pincha: es el equipo visitante que más veces ha ganado en el Nuevo Gasómetro, ocho ya.
El otro invicto y único escolta, Newell’s, disfrutó del más dulce elixir, ganar el clásico rosarino, en casa ajena, en tiempo de descuento, con un gol del máximo ídolo que consta en el plantel: Maximiliano Rodríguez, Maxi Rodríguez, el muchacho bueno de la película cuyos remates llevaron a la Selección Nacional a los cuartos de final del Mundial de

Alemania 2006 y a la final del Mundial de Brasil 2014. No había hecho tanto Newell’s (tampoco como para justificar las quejas de Marco Ruben, que habló de amarretes con buena suerte, toda una declaración con tufillo a mal perdedor), aunque deberá admitirse que dentro de un partido jugado lejos de los arcos y hasta lejos de las áreas, habían sido de los del “Chacho” Coudet los que por mayor decisión y acumulación de merodeos sugerían una posible victoria.

Al cabo fue una sugerencia, nomás, por cuanto Newell’s volvió a recordar a la cofradía futbolera que defender bien es un arte subvalorado y fecundo (recibió apenas dos goles en siete fechas), sobrellevó un par de chaparrones y acertó con el tiro del final, una delicadeza de Maxi Rodríguez traducida en números admirables (suma 170 goles en 16 años de futbolista profesional) y con sabor a sueño del pibe.

Detrás de Estudiantes y Newell’s se escalonan los cinco grandes tradicionales: River, Racing, San Lorenzo, Independiente y Boca. Boca quedó a siete puntos de los platenses por haber carecido de cabeza fría y rienda corta a la hora de administrar sus momentos de buen juego asociado y los goles de Cristian Pavón, uno en cada tiempo, ante un rival, como Atlético Tucumán, siempre al borde de la ruleta rusa pero también siempre profundo y picante: convirtió cuatro veces, dos que subieron al marcador y dos que fueron suprimidos por posiciones adelantadas inexistentes.

A Boca se lo ve más espasmódico e incierto que nunca, lejos de algo parecido a una identidad más o menos perfilada, y lejos, para peor, de una acabada interpretación de esa deuda por parte de su director técnico.

Últimamente, cuando las cosas no le salen bien, las conferencias de prensa de Guillermo Barros Schelotto son una alabanza al manual de las excusas, ahora se quejó del mal estado de la cancha.

¿En qué se parecieron Independiente, Racing y River? En que los tres vencieron 1-0 a respectivos adversarios de planteles austeros. Independiente a Temperley, con un gol en contra, en el descuento, infracción al arquero incluida; Racing, a Arsenal, gracias a una atropellada de un scorer fuera de catálogo, Diego González, el “Pulpito” González; y River a expensas de Atlético Rafaela, merced a un tiro libre en clave de paintball que ejecutó Andrés D’Alessandro después de haber estado en el banco y de entrar a apagar el incendio a falta de un rato para la consumación de un descorazonado 0-0 en el Monumental.

Los tres, Independiente, Racing y River, pese a sus claroscuros están ahí, a cinco garbanzos del líder cuando todavía falta una vida para la hora de la bandera a cuadros.

La séptima fecha del campeonato argentino entregó valorables triunfos de Quilmes, Talleres, Patronato, Godoy Cruz, Gimnasia, Banfield y Tigre, más un lánguido empate de Olimpo y Sarmiento, en Bahía Blanca. Entre los perdedores destacó Huracán, por lo mal que jugó y por la creciente merma de intención de voto que sufre Ricardo Caruso Lombardi entre los seguidores del “Globo”.

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