Argentina aumenta el control sobre la carne de Brasil y pide al gobierno una solución

El ministerio de Agroindustria instó a autoridades brasileñas a que resuelvan la situación creada por la venta de productos adulterados. Desde allí se importa cerdo, pollo y pavo congelado. Tomarán más muestras de cada contenedor para analizar.

En medio de la extrañeza que reina en toda la cadena industrial de la carne, por el escandaloso hecho de corrupción que se descubrió en Brasil, este martes, tras una reunión de varias horas, se conoció la reacción del Gobierno argentino. A través de un comunicado oficial se hizo hincapié en los procedimientos que rigen en el país y se advierte que “se ha dispuesto incrementar aún más los habituales controles de todas las mercaderías de origen cárnico provenientes de Brasil”. También se señala que “el Gobierno mantiene contacto permanente con las autoridades políticas y con el servicio sanitario de Brasil para proteger la salud y el bienestar de los ciudadanos argentinos a la espera de que las instituciones brasileñas resuelvan en tiempo y forma la situación suscitada”.

Argentina importa desde Brasil unas 6.000 toneladas de carne de cerdo sin hueso por año, otro tanto de pollo y unas pocas de pavo, especialmente para la fiestas. Se trata, siempre, de carne congelada.

El Senasa ( Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) toma muestras de cada contenedor que ingresa para exámenes bacteriológicos y físico-químicos.

“Adoptamos desde el año 2000 la misma metodología que la Unión Europea aplica con nuestras exportaciones”, señaló Jorge Dillon, presidente del Senasa. Y amplió: “Hace tres años que no se detecta ningún problema sanitario con las importaciones brasileñas”.

El último febrero ingresaron 63 toneladas de carne de cerdo del frigorífico Larissa, una de las 22 plantas involucradas en la investigación en Brasil. Dillon aseguró: “No detectamos ninguna anormalidad”.

-¿En qué consisten los mayores controles?

-Vamos a tomar una gran cantidad de muestras en cada contenedor. Nuestra misión es garantizar la salud de la población. Hay que considerar que la carne congelada, que es la que importamos desde Brasil, es muy difícil de adulterar.

En cuanto a las plantas que operan en la Argentina, entre las que sobresalen las que pertenecen a los colosos JBS y BRF, sospechados en la investigación brasileña, el Senasa vigila las 24 horas y durante los siete días de la semana.

El organismo es como un escribano: certifica cada etapa de un proceso que arranca en el campo con barreras sanitarias que impiden que animales enfermos salgan de los establecimientos. Una vez llegados al frigorífico, los veterinarios certifican el origen del animal que ingresa a la lista de faena oficial. Y luego vigilan las etapas de la faena.

JBS y BRF lideran el negocio de la carne en el país. Exportan el equivalente al 20% de las 230.000 toneladas que Argentina embarcó el año pasado y son relevantes en la cuota Hilton, los cortes de mayor calidad que se destinan a Europa. Además, con marcas emblemáticas como Paty, pesan en el consumo interno.

El experto Víctor Tonelli no podía salir de su asombro por el nivel de plantas involucradas en el grave hecho que se investiga en el país vecino. “Genera miedo, por las consecuencias para el negocio global justo cuando comenzó a discutirse el acuerdo comercial entre la Unión europea y el Mercosur”, deslizó.

De acuerdo con Bernardo Cané, ex titular del Senasa, se corrió la cortina de un modus operandi por parte de empresas que crecieron demasiado rápido y con plata barata prestada por el BNDS, el banco de desarrollo brasileño.

Es curioso. Hace 15 años, Argentina exportaba 150.000 toneladas de carne a Brasil, pero con el impulso del ex presidente Lula que buscó crear grandes multinacionales y las ayudó en su tour de compras de otras empresas por la región con créditos blandos, JBS y BRF, hicieron de la Argentina su primera excursión internacional. Y no pararon hasta convertirse en los mayores del mundo. A tal punto que exportan unos US$ 6.000 millones de carnes rojas y otros US$ 7.000 millones en carne aviar. “Fue una dinámica tan acelerada que los llevó a este descontrol”, razonó Cané.

Ahora que se conoce la criminal adulteración de alimentos, trasciende que estas firmas ya habían sido suspendidas varias veces de otros mercados.

Rusia descubrió hace poco que le enviaban carne de regiones de Brasil con aftosa gracias a certificados que decían que esas partidas provenían de zonas libres de la enfermedad.

 

GG

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