Desvíate para encontrar el camino

Una persona puede estar totalmente perdida, sentirse sin rumbo, estar estática sin poder avanzar y con la mente paralizada imposibilitándole ver el próximo paso a dar, aún estando en la senda de un camino cómodo y controlado. No necesariamente estando mal, se llega a una situación de estancamiento o, aún peor, de retroceso. La mayoría de las personas identifican que están estancadas y que no logran superarse sólo cuando tienen situaciones bien notorias que les impiden hacer lo que quieren hacer o llegar donde quieren llegar.

Es muy probable que luego de transitar varias situaciones donde se han visto nerviosas, estresadas con reacciones negativas, tal vez gritando o llorando es que toman conciencia que están mal, empantanadas y es ahí que notan que hace un tiempo están sin poder alcanzar sus objetivos.

Pero les es más difícil identificar que necesitan ocuparse del tema cuando están tranquilas, sin muchas dificultades y transitando sus días sin mayores complicaciones. También suele suceder que cuando tienen circunstancias que las afecta y que les repercute en sus emociones (llorar, gritar, etc.) le atribuyen toda la culpa a todo lo que tenga que ver con su alrededor: el medio ambiente y a la gente de ese ámbito. Mientras que si están tranquilas, relajadas pero con dificultades, el problema se lo atribuyen a ellas mismas.

Es así que nacen las preguntas como por ejemplo: -“sigo sirviendo para mi trabajo?”-, – “después de tantos años recién ahora veo que yo no soy para esto?” – “se me apago la motivación?”, entre otras. La verdad esta en el medio, no todo es culpa del medio ambiente cuando la persona esta notoriamente alterada, ni tampoco es culpa de ella misma cuando no tiene nada obvio a su alrededor que la perturbe. En los dos escenarios participan las dos partes, la persona y lo que las rodea. Es en estas ocasiones que hay que hacer realidad frases tales como: “desvíate para encontrar el camino”, “barajar y dar de nuevo las cartas”, “dar vuelta la tortilla”, como tantas otras que existen.

El concepto que encierran esas frases es que hay que apartarse de la posición que se está, para que en ese nuevo espacio donde casi todo es desconocido, la mente comience a funcionar y a preocuparse para encontrar nuevos caminos y luche por elaborar nuevas maneras para volver a sentirse cómoda y segura. Muchos le llaman situaciones de “crisis”. Son los momentos en que la persona se vuelve a conectar con ese instinto innato de explorar y superarse, hasta que encuentra lo que quiere. Y con esto no me refiero a renunciar al trabajo o dejar abandonadas a las responsabilidades cotidianas para comenzar desde cero.

Lo que hay que hacer es salirse de los caminos conocidos que se toman para realizar las cosas. Explorar nuevas maneras de comunicarse y de conectar con otra persona, abordar desde otros ángulos cualquier situación, reemplazar hábitos que tal vez no hacen mal pero tampoco suman y probar con otros nuevos y hasta chequear los hábitos alimenticios y de sueño. En esos nuevos caminos es que se aprenden cosas nuevas y te puedes hacer de herramientas que antes no tenías o cambiar las que te sirvieron hasta este momento, por otras que te van ayudar en una nueva etapa. Pruébate, arriésgate y lograrás que tu instinto superador vuelva a estar en plena actividad.

El sentirte bien es mucho más fácil de lo que crees. Recuerda #CuandoSeQuiereSePuede

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Mentalista, motivador, hipnotizador.

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