Cayó en Brasil el «capo de los narcoaviones» que operaban en Corrientes

Se llama Marino Divaldo Pinto. Es miembro del sanguinario "Comando Vermelho", dedicado al robo de bancos y a la venta de drogas. La Argentina pedirá su extradición para ser juzgado

Los días de aterrizaje estaban preestablecidos desde hacía tiempo. Serían los miércoles y jueves, preferentemente a partir de las 20 horas. El primero de ellos debía realizarse siempre en la estancia Santa María del Aguapey; el segundo, en el establecimiento agrícola Santa Úrsula, ambos ubicados a unos 110 kilómetros de la localidad correntina de Santo Tomé. El personal de los campos, que trabajaba en esas 7.400 hectáreas sería retirado y reemplazado por los hombres de la organización narco internacional integrada por paraguayos, bolivanos, brasileños y argentinos. Todos ocupaban sus puestos fuertemente armados.

Los aviones Cessna, que procedían de Bolivia, deberían permanecer en tierra como máximo 45 minutos. Tiempo suficiente para descargar los 300 kilos promedio de panes de clorhidrato de cocaína que transportaban, y para repostar combustible.

La maquinaria criminal funcionaba a la perfección. Apenas se posaban las ruedas del tren de aterrizaje, dos camionetas Ford Ranger blancas se estacionaban paralelas a la aeronave para facilitar el pasamano de la droga. En cambio, el camión cisterna con nafta de alto octanaje, ya estaba ubicado en el lugar preciso.

La dueña de las pistas clandestinas, dibujadas entre pastizales y cultivos de soja, era María Hilda Calabrese. La llamaban «La Reina Narco«. Era también la única que conocía la identidad del jefe de la organización mafiosa, el brasileño Marino Divaldo Pinto, señalado por el fiscal federal Carlos Schaefer, como el «líder de la banda de los narcoaviones«.

Todo funcionó a la perfección hasta el 14 de noviembre de 2013. Ese día, el Jefe del Escuadrón N°57 Santo Tomé de la Gendarmería Nacional ingresó a la Estancia Santa María del Aguapey cuando el Cessna aún estaba cargando combustible.

En un camión con acoplado que permanecía a su lado, cargaba doce bultos, cada uno de los cuales contenía veinticinco paquetes de clorhidrato de cocaína. El pesaje total fue de 329,872 kilogramos y significó uno de los decomisos más importantes que se realizaron ese año en la provincia.

El 11 de abril pasado, los once integrantes de la pata local de la organización narco, fueron condenados a entre 8 y 20 años de prisión. «La Reina Narco» y su pareja, Carlos Elías Pacheco, recibieron las mayores condenas ya que fueron identificados como los organizadores de la asociación ilícita que transportaba estupefacientes.

En el juicio oral salió a relucir el nombre de Marino Divaldo Pinto, el poderoso capo narco que acaba de ser detenido en la ciudad brasilera de Tramandaí. Al hombre de 51 años lo precede su fama de asesino. La justicia brasileña le endilgaba al menos tres homicidios de tinte narco-mafioso. Era además uno de los líderes del violento Comando Vermelho.

El Comando Vermelho, el segundo cartel de drogas de Brasil y el más poderoso de Río de Janeiro, nació en un infierno en la tierra, la prisión ubicada en Ilha Grande. Desde 1886 y hasta 1993, albergó a los criminales más peligrosos de Río. El lugar era considerado como una de las cárceles más siniestras del mundo.

En ese lugar considerado inhumano germinó, en 1979, la semilla del Comando Vermelho bajo el lema «Paz, Justicia y Libertad«. Los criminales comunes que pronto serían fundadores de una de las facciones más peligrosas de Brasil compartían su espacio con presos políticosencuadrados en la Ley de Seguridad Nacional de la dictadura.

Para financiarse, desde los mismos penales, los integrantes del Comando organizaban secuestros extorsivos. Pero con el correr de los años, pasaron a traficar armas, marihuana y cocaína y a transformarse en una maquinaria letal que, por ejemplo, robaba bancos a sangre y fuego.

Justamente por uno de esos hechos fue detenido el líder de los narcoaviones que operaba en Corrientes y que, desde hace dos años, permanecía prófugo de la justicia federal de nuestro país, razón por la cual el ministerio de Justicia, a través de Cancillería, solicitará su extradiciónpara ser juzgado en los tribunales correntinos.

La causa, que en su momento conmocionó al litoral, aún tiene movimiento. Por ejemplo, en un fallo que no tiene precedentes, la Justicia designó el 27 de julio pasado, al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) para que administre las dos estancias de Corrientes que habían sido decomisadas a «La Reina Narco» por utilizar las pistas de aterrizaje en esos establecimientos ganaderos para traer cargamentos de cocaína de Bolivia.

Los jueces federales Lucrecia Rojas de Badaró, Víctor Alonso y Fermín Ceroleni hicieron lugar de esa manera al pedido del fiscal, que junto al titular de la Procuraduría de Narcotráfico, Diego Iglesias, insistieron en que esos bienes pasaran a ser administrados y utilizados por el Estado.
Ahora será el propio INTA el que deberá nombrar a un funcionario para que maneje y decida qué hacer en esas 7.400 hectáreas en las que no había ganado, sino pistas clandestinas ocultas.

También será el Estado Nacional, a través de la Subsecretaría de Lucha contra el Narcotráfico, quien hará uso de los cuatro aviones Cessna que eran utilizados por la banda de Divaldo Pinto. Con seguridad serán ploteados, como ocurrió con el yate de Ricardo Jaime, con la leyenda que los identifique como aeronaves recuperadas, en este caso no de la corrupción política, sino del narcotráfico.

El final del capo del Comando Vermelho, apresado a 120 kilómetros de Porto Alegre, no fue de película, ni hizo honores a la fama que arrastraba. Se escondió debajo de un camión y cuando los efectivos lo rodearon les ofreció una coima de un millón de reales.

Terminó con las muñecas esposadas y a la espera de varios juicios. Entre ellos, el de la Argentina.

 

GG

Acerca de Oscar Posedente 366 Articles
Periodista, locutor, actor y editor de Semanario Argentino y de Radio A de Miami. Director de Diario Sur Digital.

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