Los acuerdos comerciales entre Mauricio Macri y Donald Trump desatan una «guerra del cerdo» en la Argentina

El objetivo es exportar carne sin hueso a los Estados Unidos e importar productos porcinos desde el país del norte

El gobierno de Mauricio Macri terminó de definir en las últimas horas de qué manera pondrá al frente un acuerdo comercial con su par Donald Trump más allá de repercusiones que podría tener en la arena doméstica, aunque sin costo económico ni social. Se trata de permitir el ingreso de una cuota específica de carne porcina que llegará a la Argentina con el sello «made in USA».

La Argentina finalmente podrá exportar carne sin hueso a los Estados Unidos a cambio de abrirle las puertas al cerdo norteamericano. Este acuerdo inicial que había conversado Macri con Trump se terminó de definir en la reunión que tuvo el jefe de estado argentino con el vicepresidente de los EEUU, Mike Pence, ayer en la residencia de Olivos.

Del lado norteamericano, Trump podrá cumplir con un sector de sus votantes para colocar productos en América Latina. Del lado argentino, el convenio cerrado ayer entre Macri y Pence le abre otra puerta al gobierno: la exportación de limones en la próxima temporada en 2018 y la posibilidad de fortalecer el lobby argentino en torno al biodiésel, cuyas exportaciones están bajo consideración de un tribunal administrativo americano que se expedirá a fin este mes.

El Gobierno tiene medido que la entrada de carne de cerdo proveniente de los Estados Unidos no implicaría ningún cierre de empresas del sector, ya que la Argentina produjo 522.000 toneladas de cerdo en 2016, e importó alrededor de 50.000 toneladas, una cifra que equivale al 10% de lo que se produce. Además, hoy el argentino consume más cerdo de lo que produce en suelo local, según las estadísticas del ministerio de Agricultura, y este consumo sigue creciendo.

Además, el cerdo norteamericano deberá competir con el cerdo brasileño, que como miembro del Mercosur tiene prioridades.

Pero sí se podría generar un impacto político en torno a la apertura de las importaciones: la guerra del cerdo se desataría por la ideología. Los pequeños productores fueron los primeros en salir a quejarse por este acuerdo, sobre todo desde la Federación Agraria.

El recorrido de las negocaciones

La primera etapa de negociación por la importación de cerdo estadounidense se inició en la reunión a solas entre Macri y Trump en la Casa Blanca en abril, donde los limones se habían llevado el protagonismo.

Cuatro meses después, ante la demora en avanzar en los acuerdos, Macri encaró a Trump en la Cumbre del G20 en Hamburgo y le comentó que los limones y la carne estaban trabadas. Trump llamó a un asistente y pidió que le mandara una nota al secretario de Comercio, Wilbur Ross. La nota decía, palabras más palabras menos, que se destrabe la importación de limones argentinos.

Al final de esa gira, Macri sinceró que conversó con Trump el acuerdo que ahora está tomando forma: Argentina exporta limones y carne sin hueso, Estados Unidos exporta cerdo.

La reunión de Macri con Pence dejó dos aspectos claves a definir: el comercial y el sanitario. El primero será definir el volumen de carne que se exportará y el volumen de cerdo que se importará.

El segundo también genera dudas entre los productores, y se basa en lo que se conoce como la «fiebre porcina». Se deberán definir los rangos de protección para ingresar los productos. Argentina quería ir con la máxima norma, mientras que EEUU exige una intermedia que ya se aplica en su país. Estas quejas son las que tiene que escuchar el ministro de Agricultura, Ricardo Buryaile, que ya se preparó para esta batalla porcina. 

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