Gallarda victoria

La palabra Gallarda significa elegante o tiene signos de elegancia. No es casualidad que el personaje a quien nos referiremos, era elegante en el trato del balón cuando jugaba. Siempre inventaba algo con sus pies que hacía
levantar de su silla al espectador o formular el famoso “uhhhh!!!” que se escuchaba en la tribuna a continuación de su jugada. Es que justamente este elegante jugador de fútbol tiene algo en su apellido que es signo de todas estas características, Marcelo Gallardo.

Tiene una capacidad de trabajo y una visión del juego pocas veces visita. Comenzó su carrera de entrenador en Nacional de Uruguay luego de retirarse como jugador. Fue campeón con Nacional en el año 2011 y luego como Director Técnico lo hizo al año siguiente.

Tanto buen juego y éxitos hizo que volviera a Núñez en 2014. Y desde allí y desde hace tres años cambió totalmente al millonario. En su primer semestre logró la Sudamericana, al siguiente año en el 2015 logra ganar la siempre difícil para River, Copa Libertadores.

Es el único que en la historia del club que obtuvo el título de la Libertadores como jugador y como  entrenador.
Logró algo único en River, porque ahora se lo observa como un equipo temible al que nadie quiere enfrentar. Pero claro que no siempre hay rosas en el camino. Tenía una parada difícil, debía enfrentar a Jorge Wilsterman, y remontar un resultado en contra muy holgado. Debía hacer 3 goles como para empatar la serie e ir a penales y que no le hicieran gol alguno en contra.

Pero parece, y no todos lo entienden, que para ser un gran Técnico, no solo hay que darles pautas tácticas y futbolísticas a los jugadores, hay que  estar también en los pequeños detalles. Y así fue que Gallardo se preocupó y se comunicó con el Departamento del hincha para cambiarle el día, en que estos iban a realizar un banderazo de apoyo a
los jugadores. Gallardo les propuso que lo hicieran el día del partido, y así fue.

El apoyo fue muy grande, antes del partido hasta incluso la llegada de los jugadores al Monumental. Scocco dijo que nunca en su carrera de futbolista había vivido algo así. Luego el mismo jugador hizo 5 de los 8 goles finales. Antes del partido Gallardo emulando a Napoleón dijo “la única batalla que se pierde es la que se abandona”. Y además el entrenador dispuso una defensa de tres y que la integrara un joven de 20 años el pibe Montiel, además de una disposición táctica diferente dos extremos en lugar de marcadores de punta, todo bien ofensivo, bien al frente.

El recibimiento fue conmovedor, estremecedor, 60 mil personas unidas en una camiseta y dos colores. Y a los jugadores no les pesó,  todo lo contrario entendieron el mensaje de la gente, del entrenador. Y en apenas 11 minutos una escapada de Scocco túnel a un defensor, solo ante el arquero, gambeta y primer gol.

Luego fue una sucesión de un golpe tras otro y al minuto 36 de ese primer tiempo los Millonarios eran justamente ricos en goles ya habían convertido 4. Gallardo festejaba uno tras otro, cada gol era un abrazo eufórico entre ayudantes, suplentes y jugadores. Ya al minuto del segundo tiempo vino el quinto, y luego vinieron hasta el octavo, siendo este último una gran corrida y jugada y ejecución final de Enzo Pérez.

Simplemente River entendió todo, a los hinchas, al técnico y todo lo que significaba ese resultado. Pero nada es casual, está gallarda victoria se debe a un técnico que se compromete y que entiende que el éxito se logra desde el mínimo detalle. No influyó el Monumental, todo lo contrario. El escenario como en las grandes obras, el necesario compromiso de los actores un Director que obtuvo todo el jugo necesario y el goce total del espectador.
Ojalá sirva de ejemplo, como se dijo, desde el pequeño al ultimo detalle es donde se llega al éxito.

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Gerardo Lemmi es escritor y periodista deportivo.

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