El poder de la palabra

La semana pasada hablamos de la importancia del poder del silencio y hoy le toca el turno al poder de la palabra. Realmente es difícil decir cual es más importante, porque los dos son primordiales si queremos llegar al éxito financiero y si aspiramos a criar hijos felices, libres económicamente hablando y sanos.

Un estudio realizado en una escuela demuestra esta realidad. Hace un par de años, eligieron a un grupo de estudiantes con problemas de aprendizaje y muy malas calificaciones; al comienzo del nuevo año escolar juntaron a este grupo y le asignaron una profesora a la que le dijeron: Le estamos asignando al mejor grupo de estudiantes, con las mejores calificaciones y esperamos que este año estos jóvenes rindan aún más que lo que rindieron el año pasado.

Esas palabras hicieron que la profesora se esmerara y diera un trato especial a los jóvenes, luego al no subestimarlos, sino por el contrario sobreestimarlos, consiguió lo esperado, que más del 80% de los jóvenes terminaran su año escolar con todas sus calificaciones en A. ¡Ese es el poder de la palabra! Lamentablemente en la vida real, muchos profesores subestiman a los jóvenes que vienen de años anteriores con malas calificaciones, sin saber que el responsable de esto no es el estudiante sino en gran medida, el profesor del año anterior. Este poder es peligroso, porque puede ser hasta un arma mortal.

La sociedad nos enseña que uno es prácticamente el único responsable del futuro de nuestros hijos, y de que somos capaces de crear o no las condiciones propicias para ese mundo mejor para ellos y para uno mismo; sé que podemos contribuir a que esos hijos, cuenten con las herramientas para elegir el éxito en la vida o sentirse un fracasado por muchas razones y circunstancias.

Lamentablemente en la mayoría de los casos el desenlace es uno de los dos extremos, si usted le dice a un niño o a un joven, eres especial, llegarás muy lejos, piensas como un millonario, te espera un futuro brillante, serás un gran hombre o mujer de negocios, eres un gran ser humano, etc, es casi garantizado que ese niño se convierta en un triunfador. Ahora, si le dice: No sirves para nada, eres un vago, lo único que sabes es mirar la televisión, no eres inteligente, nunca serás nada en la vida, etc, es también casi garantizado que ese niño sea un fracasado, sin importar a qué escuela fue o que tuvo los mejores profesores.

Esto mismo aplica para los adultos, por lo tanto, el poder de la palabra es MUY GRANDE, y desde hoy debe entender que tiene un arma en sus manos y debe saber manejarla. Le doy otro ejemplo que suelo contar en los seminarios y es un caso real. Una familia tiene dos hijos gemelos, los dos son físicamente idénticos, los dos juegan al básquetbol, durante los entrenamientos se acerca el padre a uno y le dice: Gabriel, tienes el cuerpo y la altura perfecta para este deporte, además eres muy veloz, por lo tanto jugarás muy bien y serás el mejor jugador de tu equipo.

¡Adelante! Luego se acerca al otro hijo y le dice: Miguel, haz lo que puedas, recuerda que eres lento y estás gordito, así que no te esfuerces mucho porque no tienes condiciones. ¿Cuál cree usted que jugará mejor? Es muy posible que Gabriel se haya convertido en el mejor jugador y Miguel esté en su casa mirando la televisión. Creo que, con los ejemplos anteriores, conseguí hacerle comprender mi punto de vista sobre este poder tan importante y está en usted comenzar a aplicarlo en su vida cotidiana.

Si siente culpa por identificarse con algún  ejemplo, le recuerdo que somos humanos y todos cometemos errores, lo importante es reconocerlo y realizar los cambios necesarios para ser una mejor persona cada día. Este mismo poder es responsable de muchos otros aspectos de su vida, como su vida matrimonial, familiar y financiera. Todas ellas son afectadas por el poder de la palabra. Para mi entender, un gran porcentaje de los matrimonios se terminan por el mal uso de la palabra. Es decir, por la falta de comunicación positiva real.

Enfocarse día a día en lo que no le gusta de su pareja y recordárselo continuamente, es fatal. “estás gorda eres un perdedor la esposa de xxx hace esto o lo otro El esposo de xxx gana mucho más que tú estás palabras sólo benefician a los abogados luego Están: Tu madre es una bruja tu hermano es un egoísta mi mamá cocina mejor que la tuya ¿a quién hacemos daño con todo esto? A las dos partes.

Solemos castigar a nuestros hijos a vivir sin sus padres juntos y con inmensos problemas, resultado del mal uso de la palabra. La moraleja seria que si no tiene nada positivo o constructivo para decir, mejor no diga nada. Le hará un gran favor a la otra parte y a usted mismo. Recuerde que las palabras negativas destruyen y las positivas construyen. Comience a construir un nuevo futuro y beneficiara a su familia, su entorno y a futuras generaciones, estoy convencido de que las buenas costumbres y las acciones positivas se trasmiten y heredan.

¡Hasta la próxima semana! Daniel Rutois
Motivador financiero & Ne ociador
www.HispanoExitoso.com

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