La declaración de Alejandro Vandenbroele: un testimonio que da vuelta todo

Declaró durante 9 horas, dio detalles de los negocios y por momentos se quebró. Dio a entender que conocía a Boudou.

La realidad, como indica la física, la filosofía, la experiencia, la psicología o para algunos la Fe, terminó por imponerse en la vida del ex titular de la ANSES, ex ministro de Economía de la Nación, ex vicepresidente de la República, hoy preso en el Complejo Penitenciario Federal Nº 1, Ezeiza, Amado Boudou. Está detenido por orden del juez Ariel Lijo, quien lo acusó de ser el jefe de una asociación ilícita que cometió “una cantidad indeterminada de delitos”. En esa misma causa, debe declarar en indagatoria una de sus personas de confianza que el ex funcionario nacional de Néstor y Cristina Kirchner juró mil veces no conocer. Alejandro Paul Vandenbroele.

Hasta ayer, este último ayudaba a Boudou a sostener la fantasía pública de que nunca se habían visto en su vida, y menos entonces que habían trabajado juntos. Vandenbroele destruyó esa ficción contando la verdad: la realidad.

Se presentó ante el fiscal Jorge Di Lello para declarar en calidad de imputado colaborador, es decir arrepentido. Vandenbroele sí conoció a Boudou y sí lideró negocios y armó una red de sociedades “fantasmas” para generar, mediante presuntos delitos, ganancias que fueron siempre con fondos públicos millonarios. Lo confesó Vandenbroele. Ya no lo dice ni el periodismo que investigó a este grupo de amigos cuando tenían pleno poder, en ejercicio de su cargo, igual que lo hicieron el juez Lijo, el fiscal Di Lello, el fiscal Carlos Rívolo, opositores a los Kirchner, y la ex esposa del arrepentido, Laura Muñoz.

Ella fue la testigo y denunciante principal de esta “asociación ilícita” que acaba de perder a uno de sus pilares.

Antes de declarar ante Di Lello, Vandenbroele pidió entrar al Programa Nacional de Protección de Testigos. Hace pocos días venció al miedo, a las amenazas que recibió de personajes a los que ya denunció frente a autoridades políticas, y se resguardó así de posibles peligros de muerte.Vandenbroele tenía una supuesta cita para declarar con Di Lello para este viernes. Es un testigo en peligro. Los policías que lo cuidan sabían que en realidad declararía ayer.

Vandenbroele confesó lo que las evidencias y las pruebas recolectadas por Lijo, Di Lello y en su momento Rívolo ya habían recolectado en distintos expedientes. Conoce a Boudou, admitió ante la Justicia. El ex vice lo había negado cientos de veces en público.

 

Voceros informales de los Kirchner, como el relator deportivo Víctor Hugo Morales, se jugaron en público aportando con firmeza a la fantasía relatada por Boudou, así como si fuera un periodista profesional y no un propalador de un relato propagandístico: durante varios meses de 2012, por ejemplo, y con la causa Ciccone ya iniciada en febrero de ese año, Morales decía por radio que el vicepresidente en ejercicio ni siquiera estaba imputado en el expediente.

No solo a Boudou se le cayó la realidad encima con la declaración no tan súbita del arrepentido Vandenbroele.

Se pudo reconstruir parte de su declaración a pesar del hermetismo con el que trató el tema el fiscal Di Lello. Fue gracias a fuentes que participaron del operativo que terminó con este personaje central de la corrupción K delatando a sus jefes.

Vandenbroele se quebró varias veces frente al fiscal que lo escuchaba asombrado. Explicitó que se siente mejor desde que saltó al vacío para revelar lo que venía callando hace años. Durante su declaración le hizo sentir el peso de la realidad al preso Boudou y a su socio y mejor amigo desde los siete años, el millonario súbito José María Núñez Carmona. También a gobernadores y un banquero que temen quedar involucrados en una trama judicial en la que ya estaban siendo investigados.

Según las fuentes consultadas por Clarín, inobjetables, Vandenbroele empezó su relato como arrepentido de forma cronológica, siguiendo una línea de tiempo sobre los negocios que ideó para Boudou y su compañía de ex funcionarios que también están imputados o en juicio oral por la compra de la imprenta de billetes Ciccone Calcográfica, por ejemplo.

 

El principio de todo, contó, fue el armado de la sociedad que se adueñó de esa fábrica de billetes de modo ilegal, según determinó Lijo. Esa compañía se llama The Old Fund. Traducido del inglés: “El viejo fondo” (sic). Vandenbroele fue el ideólogo jurídico, y la cara visible, del primer negociado que hizo la firma, siempre con fondos estatales, los únicos que entraron a sus arcas.

Ese primer trabajo fue, según se desprende de documentación de The Old Fund, fue el “Servicio de Asesoramiento legal y financiero para la desestructuración (sic) de la deuda provincial de la provincia de Formosa”.

La sociedad The Old Fund fue contratada por el gobernador Gildo Insfrán, de Formosa, una provincia castigada por el feudalismo, la falta de presupuesto y lapidada desde lo social, para renegociar la deuda pública con quien era en 2010 el ministro de Economía. Amado Boudou.

 

La firma The Old Fund tenía en ese tiempo una sola empleada: era una secretaria de Vandenbroele. Según determinó la Justicia,jamás una provincia había contratado a una “consultora” para negociar su deuda estatal con el Estado

Vandenbroele le confirmó a Di Lello que todo ese armado fue una pantalla para cobrar dinero que no correspondía cobrar: 2,2 millones de pesos le fueron transferidos, tras ser cobrados por The Old Fund, a uno de los directores del banco de Formosa, Martín Cortés.

Vandenbroele involucró en su declaración como arrepentido no solo a Boudou, a Núñez Carmona, a quienes sí conoce desde que era joven, sino también a Insfrán. Ya estaban siendo investigados en una causa que instruye lijo y el fiscal Rívolo sobre este caso.

A Insfrán la realidad también se le impuso ayer. Es lo mismo que le pasará al ex titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, sobre quien el «arrepentido», adelantó, también hablaría y contaría sobre el rol que tuvo en el caso Ciccone.

Vandenbroele había comprado a la sociedad The Old Fund y la fue dotando de personal y directorio por pedido de Boudou y con la gestoría pública de él mismo y de Núñez Carmona, a quien conoció más porque éste ultimo fue novio de su prima, Guadalupe Escaray, no designada por azar por Boudou como jefa regional de ANSES seccional Mar del Plata.

El siguiente negocio que realizó The Old Fund fue la compra hostil de la imprenta Ciccone Calcográfica. Vandenbroele llevó a tribunales documentación sobre las operaciones de esa empresa.

 

Es abogado. Pero además, es un hombre que suele ser muy prolijo cuando hace negocios. Y algo desmemoriado. Solía anotar en cuadernos todas las tareas que debía realizar para mejorar la perfomance de su creación, en realidad, con accionistas que ya no son desconocidos.

En el directorio de The Old Fund, al momento de manejar Ciccone, estaba integrado, por ejemplo, por un ex profesor de economía de Boudou, y además un ex socio del ex vice en una empresa de recolección de basuras de Mar del Plata que quebró. El señor se llama Jorge Capirone. Uno de los primeros accionistas minoritarios de The Old Fund fue Sergio Gustavo Martínez, amigo de Núñez Carmona de Mar del Plata, quien viaja seguido a Miami y que dejó atrás un pasado de buscavidas: ahora habita un piso en un departamento ubicado en la esquina de Lafinur y Melo. Es vecino del ex candidato a senador nacional por Buenos Aires de la lista de Cristina Kirchner, Jorge Taiana.

Todo empezó a cambiar.

Está dicho: lo que denunciaba el periodismo, la oposición a los K, el juez Lijo, Di Lello y Rivolo, entre otras autoridades judiciales que investigaron esta trama cuando sus imputados tenían mucho poder, es ahora denunciado por el propio Vandenbroele.

 

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