El Rojo ganó la primera final y va al Maracaná por la gloria

En Avellaneda, lo dio vuelta y superó a Flamengo 2-1 con goles de Gigliotti y Meza. El miércoles, la revancha.

De menor a mayor. Con el puño apretado y la ilusión intacta. Independiente dio vuelta una final ajustada y de ida y vuelta contra Flamengo para dar el primer paso rumbo a la gloria. Luego de un arranque adverso, lo dio vuelta, ganó 2-1 con los goles de Emmanuel Gigliotti y Maximiliano Meza y llevará una ventaja al Maracaná donde el próximo miércoles se jugará la revancha.

En ese mítico escenario, el Rojo buscará levantar la Copa Sudamericana y ganar un título internacional después de siete años.

El arranque no fue el esperado para el equipo argentino. Porque no pudo imponer condiciones. Ni siquiera arrinconó a su rival como suele ocurrir en los primeros minutos de los partidos coperos.

Fue Flamengo el que manejó los hilos del partido en el inicio. Con pelota al piso y andar sereno, el equipo brasileño se plantó de igual a igual en el Libertadores de América. No sufrió la presión de la hinchada local que colmó el estadio. Y encima se encontró rápido con el gol que abrió la cuenta y potenció sus buenas intenciones.

Iban apenas 8 minutos cuando voló un centro perfecto desde la izquierda y Réver, en el corazón del área, le ganó el duelo a Alan Franco, y metió un cabezazo potente y ajustado para el 1-0. Fue un baldazo de agua fría para el Rojo.

Lo que era tranquilidad y optimismo empezó a mutar en apuro y nerviosismo.

Pero con la obligación de salir a empatar se vio lo mejor de Independiente. Reaccionó el equipo de Holan. Y empezó a empujar a los brasileños contra su arco. Con Martín Benítez y Maximiliano Meza flotando en tres cuartos de cancha, desde las bandas hacia el centro.

Como ninguno se estacionaba en un punto fijo, complicaban a los defensores de Flamengo y les ganaban en el mano a mano cuando estaban lanzados la carrera.

El empate llegó cuando el Rojo ya lo merecía. Había avisado con un centro de Benítez que no llegó a conectar Barco. Y concretó con una gran jugada colectiva: Meza, Benítez y Gigliotti. Definición exacta y de primera del ex delantero de Boca para desatar el grito del 1-1.

Y todo empezó a teñirse de Rojo. El equipo argentino apretó los dientes y tomó las riendas del juego. Concentrado, al límite, Independiente ya no perdió más las pelotas divididas en el medio y con la mezcla ideal de fútbol y garra fue arrinconando a Flamengo.

El segundo tiempo fue de ida y vuelta. Sin pausa en el medio, Flamengo no se refugió contra el arco de César y era peligroso cuando disponía de espacios y manejaba la pelota con Diego, Everton Ribeiro y Paquetá, tres mediocampistas de ataque.

Se armó un partidazo. Y el Rojo golpeó en el momento ideal. Otra vez a su manera. Nuevamente con el juego asociado que pregona Holan. A los siete minutos, ahora de izquierda hacia el medio, pero con una combinación similar a la que derivó en el gol de Gigliotti.

Fue Barco el que encaró por el costado izquierdo y Meza el que definió con un derechazo perfecto y de volea en la puerta del área. Golazo.

El Rojo ya tenía lo que necesitaba. Bajó un cambio y con el correr de los minutos miró el partido de otra forma. Porque el físico empezaba a pasar factura y el peligro que generaba Flamengo invitaba a cuidar la ventaja conseguida.

¿Puso haber metido el tercero? Sí, en alguna corrida de Barco o en una corajeada de Gigliotti, de gran partido.

Pero también le pudieron haber empatado. El pibe Vinicius Júnior (tiene 17 años y ya lo compró Real Madrid). entró y desequilibró a pura gambeta.

El Rojo sufrió los minutos finales más de lo que merecía. Pero el grito final fue cargado de esperanza.

Ya dio el primer paso. El próximo miércoles desde las 20.45 irá por la gloria en el Maracaná de Río de Janeiro. Nada más y nada menos.

 

GG

 

 

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