Déficit récord en el comercio internacional

El rojo fue de US$8.471 millones, el mayor nominalmente. Hay que remontarse a los ‘90 para encontrar valores similares. Este año se repetiría el desequilibrio.

El año pasado, el déficit comercial alcanzó “un pico histórico” de US$8.471 millones. Este resultado negativo se produjo tanto por el pobre desempeño de las cantidades exportadas (-0,4%) como por el alza de los volúmenes importados (+14,6%), a lo que se agregó un aumento de los precios de las importaciones por encima de los de exportación, según los datos del INDEC. En 2016, explicado en gran parte por la recesión, hubo un superávit de US$1.969 millones.

En dólares corrientes, se trata del mayor déficit histórico, “superando ampliamente los US$5.751 millones que se registraron en 1994”, según la consultora Abeceb. La consultora LCG agrega que el rojo de US$8.471 millones, “equivale al 1,4% del PBI, el más elevado desde 1998 (el peor registro de los 90’ fue del -2,1% PBI en 1994)”.

Los precios internacionales incidieron en parte en este mayor déficit. El INDEC señala que “si en 2017 se hubiesen registrado los mismos precios que en igual período de 2016, el saldo comercial habría sido deficitario en 6.260 millones de dólares. Bajo este supuesto, el país tuvo una pérdida en los términos del intercambio de 1.831 millones de dólares debido a que la variación positiva del índice de precios de las exportaciones (1,4%) fue inferior al aumento de los precios de las importaciones (4,5%)”.

Todos estos números oficiales contrastan con el pronóstico del Gobierno. En el mensaje que acompañó al proyecto de Presupuesto 2018, presentado en septiembre y votado en diciembre pasados, se adelantaba que el intercambio comercial de 2017 cerraría con un déficit de US$4.500 millones, un número que ahora es evidente que estaba muy alejado de la realidad.

Para 2018, la previsión presupuestaria es que las exportaciones crezcan el 5,6%, las importaciones el 6,8% y el rojo comercial alcance a US$ 5.600 millones, algo que descree la mayoría de los analistas.

Los motores del déficit La consultora Ecolatina destacó que “el intercambio de bienes con el mundo mostró durante 2017 una dinámica particular que no se observaba desde la convertibilidad: progresivamente todos los meses se registró un déficit comercial que se fue profundizando conforme iba avanzando el año” Abeceb destaca que “una constante a los largo del año ha sido el fuerte aumento en la importación de vehículos que consolidó un crecimiento de 40,9% interanual. Este fenómeno se explica principalmente por la débil actividad económica de Brasil, que volcó hacia la exportación la producción del sector automotriz ante una débil demanda interna, junto con un relajamiento en las normas de importación de nuestra economía”.

También Ecolatina dice que “el avance de las importaciones estuvo liderado por los vehículos livianos que acumularon un incremento de 41% seguido por bienes de capital (+23%) y bienes de consumo (+21% )”, pero agrega: “la suma de importaciones de bienes de consumo y vehículos de pasajeros (bienes finales) representó 22,8% sobre el total de las compras al exterior. De este modo, la proporción de bienes finales como porcentaje del total de las importaciones es la más alta desde 1994. Asimismo se encuentra por encima de la media del período 2003-2015 (17,5%), e incluso supera el promedio de la convertibilidad (22,2%)”.

LCG señala admite que “el acelerado crecimiento de las importaciones en 2017 explica el deterioro del intercambio”, y destaca como “datos positivos” que “la recuperación de Bienes intermedios (+15% ), Piezas y Accesorios para bienes de capital (+14% ) y de Bienes de Capital (22,3% ) confirman el mejor desempeño de la producción local y de la Inversión, aunque esta última concentrada en sectores no transables (construcción), Equipos de transporte, Agro o bienes no considerados estrictamente Bienes de Capital (computadoras y celulares)”.

“De esta forma, el déficit del sector externo se postula como uno de los más preocupantes a nivel macroeconómico. Las importaciones de bienes finales están alcanzando valores récord sobre el total e implican un fuerte gasto de divisas para la adquisición de bienes finales que no aumenta la producción ni la productividad de nuestro país y compiten con la propia industria nacional”, dice Ecolatina. Y agrega: “es esperable que esta dinámica continúe durante 2018. Por un lado las importaciones continuarán creciendo (a un ritmo menor al registrado durante 2017, debido a la elevada base de comparación) y las exportaciones crecerán en línea con el aumento del nivel de actividad. De esta manera, se continuará profundizando el déficit comercial”.

Así las cosas, la balanza comercial seguirá siendo negativa, pero su magnitud, en más o en menos, dependerá de lo que pase con los precios internacionales, del tipo de cambio, de la actividad económica en Brasil, del aporte del agro (LCG dice que “será marginal (cosecha y precios), aunque de prolongarse las sequías el efecto podría ser negativo)” y de la propia actividad doméstica.

 

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