Mariano Martínez Rojas tiene miedo de terminar como Nisman

«Prefiero estar preso en USA y no terminar como Nisman en Argentina». Esta es una frase muy recurrente en las charlas que mantiene el empresario correntino Mariano Martinez Rojas, hoy detenido por violación de visa en el Estado de La Florida, Estados Unidos.

Martines Rojas se hizo conocido por la opinión pública cuando adquirió dos medios de comunicación pertenecientes a Sergio Szpolski y Matías Garfunkel, el diario Tiempo Argentino y Radio América.

A mediados de 2017, por temor a ser asesinado, decidió mudarse a la ciudad de Miami, donde fue detenido el 26 de enero de este año por oficiales del FBI.

Recordemos que Martínez Rojas estaba prófugo de la Justicia argentina en el marco de la causa que investiga «la mafia de los contenedores» y el presunto lavado de dinero K, siendo procesado por el juez en lo Penal Económico Gustavo Meirovich junto al famoso «Mr. Korea» y un exgerente bancario por asociación ilícita, lavado de dinero y contrabando.

Pero la realidad es que el empresario correntino puede complicar muchísimo a Cristina Fernández, puesto que, durante esta última semana quedó firme el pedido de prisión preventiva de la ex presidenta por encubrimiento del atentado a la AMIA y, a su vez, el Tribunal Oral Federal 2 determinó que las causas conocidas como «La Ruta del Dinero K» y por corrupción en la obra pública son causas conexas y se van a juzgar juntas. Así, Cristina Kirchner podría terminar en el banquillo junto a Lázaro Báez.

Fuentes cercanas a Martinez Rojas, quien está siendo representado por uno de los buefetes de abogados más conocidos de Miami, el estudio jurídico «Milosevic Law Office», aseguran que el empresario sabe, feacientemente, que de ser extraditado a Argentina, correrá la misma suerte que el Fiscal Nisman.

«Tengo infinidad de pruebas para demostrar, de manera contundente e irrefutable, todo lo que fue la corrupción kirchnerista», asegura el empresario, y afirma: «No le tengo miedo a la Justicia, le tengo miedo a la mafia K».

¿Casualidad? Con fecha 10 de marzo, el portal de noticias Perfil.com publicó una nota titulada: “Tengo miedo de morirme en la cárcel”, confiesa Luis D’Elía». En dicha nota, el ex piketero, (también detenido por la causa AMIA) dice:  “Macri quiere que me muera”. Pero la realidad es que tiene miedo de ser asesinado antes de declarar, porque sabe perfectamente que para «salvarse», debería involucrar y acusar directamente a Cristina Fernández, lo que sellaría su sentencia de muerte. Cabe recordar que a los pocos días de ingresar, hubo un intento de asesinato con facas en el pabellón que está alojado.

Ahora bien; ¿se justifica el temor de Martinez Rojas de ser asesinado?

La historia de crímenes relacionados al kirchnerismo no es nueva. Podríamos comenzar citando a Juan Castro, periodista muerto en 2004 en extrañas circunstancias luego de haber tenido una reunión en Casa de Gobierno. Al serle negada una entrevista con la entonces Senadora Cristina Fernández, el periodista hizo trascender que ante la negativa de la nota difundiría «fotos muy comprometedoras» de ella.

Castro murió, supuestamente, al caer del balcón de su departamento, ubicado en un primer piso; sin embargo los vecinos escucharon gritos y ruidos como si hubiese habido una pelea dentro de la casa. Incluso algunos aseguraron escuchar de boca de Castro la frase: «¡Me quieren matar!“.

Exceptuando a la del Fiscal Nisman, las muertes más impactantes relacionadas al kirchnerismo fueron, sin dudas, las de  Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón, conocidas como «el triple crimen de General Rodríguez», donde se lo involucra directamente al ex funcionario K Aníbal Fernández por el contrabando de efedrina.

Pero Martínez Rojas no es el único que pensó que podría ser asesinado por el kirchnerismo. Tanto Leonardo Fariña, ex contador de Lázaro Báez encargado del lavado de dinero proveniente de la obra pública, como Federico Elaskar,  ex dueño de la financiera SGI conocida como «La Rosadita» a través de la cual se lavaba ese mismo dinero, decidieron hacer denuncias públicas porque tenían la certeza de que iban a ser asesinados.

Incluso, hasta el mismo Antonio Stiuso, alias «Jaime», el otrora hombre fuerte de la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE) decidió auto exiliarse en Miami por miedo a ser asesinado. Stiuso viajó desde Porto Alegre, Brasil, el 19 de febrero de 2016, utilizando un pasaporte italiano para evitar ser detectado.

En una nota concedida al diario Clarín, Stiuso dijo, entre otras cosas: «Si no se olvidan de mí, yo no me olvido de ellos», y que Cristina Kirchner tiene una «guerra» contra él.

En esa misma entrevista Stiuso afirma que está convencido de que el Gobierno anterior quiso matarlo. Que la policía bonaerense había diseñado un plan para eliminarlo, pero les salió mal y terminó muerto su amigo Pedro “Lauchón” Viale.

Recordemos que Pedro Viale, apodado «el Lauchón», era espía de contra inteligencia de la ex SIDE y murió asesinado en un allanamiento en su casa de La Reja, San Miguel, el 9 de julio del año 2013 por el Grupo Halcón de 11 balazos. Los policías no se identificaron como tales, entraron durante la madrugada y Viale se defendió con su arma mientras pedía que los agentes le mostraran la chapa para saber si eran efectivos o delincuentes.

Otra muerte más que llamativa relacionada al kirchnerismo fue la de Leandro Andrada, el motorman que había cumplido el turno anterior en el tren accidentado en la «Tragedia de Once». Andrada había declarado que la formación estaba sobrecargada y «lenta de frenos»; lo atacaron de madrugada, mientras esperaba un colectivo. Lo asesinaron de cuatro balazos por la espalda sin robarle absolutamente nada.

A esta larga lista de «muertes dudosas» debemos agregar la de Aldo Ducler, el financista acusado de manejar fondos de Santa Cruz, quien habría sufrido un paro cardíaco en el Microcentro porteño. Sin embargo, Juan Manuel Ducler, su hijo, denunció ante el juez federal Ariel Lijo que al día siguiente de la muerte de su padre sufrió amenazas.

«Te va a pasar lo mismo que a tu papá», dijo Juan manuel que escuchó de una voz anónima en un llamado telefónico, relacionando ese mensaje con otros episodios «extraños» que vivió su padre desde largo tiempo antes de su misteriosa muerte. Habló de llamados telefónicos en los que no había nadie del otro lado de la línea, mensajes en redes sociales y «consejos» para que «no se metiera con los fondos de Santa Cruz».

En honor a la verdad, y teniendo en cuenta su situación, Mariano Martínez Rojas tiene motivos de sobra para pensar que estando en Argentina podría ser asesinado. Si bien hoy el kirchnerismo no cuenta con el poder e impunidad que supieron tener, tienen medios más que suficientes como para cometer un asesinato, que se llama dinero. Para ellos, pagar un sicario es como para usted, estimado lector, pagar un café.

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Escritor , periodista.

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