Wade Wilson (su nombre verdadero) tiene horribles cicatrices en todo el cuerpo por un experimento secreto que le curó el cáncer pero lo dejó mentalmente inestable e incapaz de morir, como Wolverine.
Deadpool rompe la 4ta pared y le habla a la audiencia constantemente, con un sentido del humor único, que ha logrado contagiar a todo mundo de películas Marvel con excelentes resultados (la última Thor es divertidisima).
En esta segunda parte del antihéroe canadiense, debe salvar a un joven mutante -como él- de la muerte en manos del malo de turno: Cable (Josh Brolin).
Para esto recluta un grupo de delirantes personajes, más viejos amigos como Colossus, Negasonic y el genial taxista Dopinder. Salí de la función exclusiva con dolor de estómago de tanto reírme (más que en la radio los sábados) las escenas extras durante los títulos finales son perfectas, y Ryan Reynols nació para darle vida a Deadpool en la pantalla. Demostrando que si es posible hacer una sequela mejor que la original, le doy 63millones de Nachos, mi peli favorita de superhéroes, punto. Si no la van a ver, no los quiero más.
