La Argentina populista no cede

En el año 1992 el gobierno peronista del momento promulgo la ley que establece que si el valor del dólar se apreciara mas del 20 por ciento, la diferencia de la tarifa de gas debe ser pagada por los usuarios en un plazo máximo de seis cuotas.
En los últimos meses la devaluación en Argentina fue muy superior al 20%. Como correspondía el gobierno aplico los términos de la ley pero estableció, en favor de los consumidores, que ese plazo se extendiera a 24 cuotas en lugar de 6.

La ley es la ley y su cumplimiento es obligatorio para todos los ciudadanos, ademas de hacer sentido económico financiero, especialmente para un país que alcanzó durante le gobierno de los Kirchner la “quiebra” virtual del sistema energético.
Sin embargo, y como para demostrar que la Argentina, populista, demagógica, sigue viva y coleando, se alzaron las voces en contra. La demagogia no es solo política, porque desafortunadamente el poder judicial, en la voz y palabra escrita del fiscal Guillermo Marijuan, apareció con todo su esplendor y denunciando al Secretario de Energía, Javier Iguacel, por abuso de poder e incumplimiento de los deberes de funcionario publico. Por supuesto no podia faltar la fiscal Paloma Ochoa, cristinista, miembro de Justicia legitima, para hacerse cargo de la denuncia. Dios los cría y ellos se juntan.

Lógicamente se sumaron a las criticas demagógicas todo el arco opositor y hasta algunos aliados del gobierno, muchos radicales, que continuan ideológicamente siendo de alguna manera populistas y despreciando las realidades económicas del país, pensando solamente en beneficios electorales y sectoriales.

Todo ese furor populista determino que al aumento quedara sin efecto. O dicho en otras palabras, lo pagan todos los argentinos, consuman gas o no, porque asi es el populismo, lo pagamos todos sin darnos cuentas por que y para que.

No cabe duda que el gobierno del Presidente Macri comete errores, pero la persistencia de la generosidad del estado, con el dinero de otros, es marca registrada en la política argentina.

El Presidente Macri tiene aliados, que en el fondo, sostienen ideológicamente un estado paternalista, pesado, costoso, que es el mayor obstáculo para el desarrollo económico genuino de un país, que desde hace 80 años no ha sabido encontrar su destino.

Las palabras de Massa contra el campo y la minería, los enojos de Carrió, no son sino un símbolo de la distancia ideológica que separa al Presidente Macri de sus opositores y sus aliados.
El Presidente ha tenido que hacer alianzas, dicen que las alianzas son la esencia de la política en una democracia. Eso sirve para tener alguna gobernabilidad, pero no sirve para alcanzar las metas ideológicas de un movimiento, que quizás sea el primero en pensar una Argentina diferente, una Argentina eficiente, una Argentina legítimamente justa, una Argentina generadora de trabajo genuino, una Argentina no prebendista.

Hay todavía un largo camino para terminar con la demagogia jurídica, sindical y política. Lo del fiscal Marijuan muestra que todavía el cáncer judicial no ha sido extirpado, con Sergio Massa se perfecciona el camaleón peronista, y con Carrio la ideológica radical de origen, fracasada e inútil.

Habrá llegado la hora, que los que queremos una Argentina diferente, tengamos que aceptar que es mejor para el Presidente estar solo que mal acompañado, y llevar adelante las reformas que hacen falta, cueste lo que cueste?.
La historia muestra que no sera ni el radicalismo ni el peronismo los que pueden dar vuelta nuestro destino, porque son parte del problema y no de la solución.

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