El arte de saber perder

Cuando las cosas van bien, lo usual es que nadie cuestione nada. Si las cosas van bien, o por lo menos van de una manera que el positivismo está a “nivel de flotación”, no hay mucho que preguntarse y eso produce una estaticidad peligrosa. La comodidad usualmente hace que no se trabaje para lograr mejorías.

En cambio, cuando las cosas salen mal y si no hubo una base solida en los conceptos en la manera “del hacer”, es en este punto donde todo se puede convertir en una gran locura.

Frases como -“te lo he advertido”-, -“yo sabía que sucedería”-, -“es tu culpa”-, -“no me has escuchado”-, entre otras, contribuyen a que todo sea un gran caos de reproches que lo único que hacen es cavar un pozo del cual luego es difícil de salir.
En este nuevo orden social que entre todos armamos donde la presión a ser veloces y eficientes es constante, no es raro que en las situaciones adversas, todos señalen a la vez a “un otro” como culpable y responsable de todos los males.

En este desorden nadie tiene la posibilidad de ver su cuota de responsabilidad y poder hablar con “un otro” de los acierto y de los errores para que de una manera sólida se pueda salir adelante. Este es el escenario perfecto para que el estrés se apodere por completo de las personas. Cuando la mente siente que no puede revertir una situación, el estrés aparece con todo lo negativo que trae con ella para el cuerpo y la mente. Esto toma mucho más fuerza en esta sociedad donde el éxito y la derrota están sobrevaloradas al extremo por estos días.

Cuando todo lo que acabo de describir se pone en acción, es muy común que suceda en personas o en grupos de personas que no están en contacto consigo mismas.
En el afán de hacer, se salen de su “base” y comienzan a ir detrás de metas que no están a su alcance y lo único que logran es sumar derrotas innecesarias.

Algo totalmente opuesto a lo que les ocurre a las personas que están en conexión consigo mismas. Este último grupo lo primero que sabe es sobre sus limitaciones y este punto es el más importante cuando se quiere llegar a un objetivo. Al saber las dificultades se pueden trabajar en ellas y así salir adelante.
Y cuando ese trabajo es exhaustivo, puede proyectar hasta donde puede mejorar y si esta mejoría le alcanza para llegar a lo que quiere lograr o debe optar por ir en búsqueda de otros objetivos que luego le permita alcanzar la “gran meta”.

Si estás en la etapa de los reproches y el caos, es difícil que puedas lograr esto último que te describí. No te queda más que dejar pasar un poco el tiempo para que baje las tensiones emocionales y luego, desde la tranquilidad, puedas lograr conectarte contigo y construir un camino sólido hacia lo que quieras conseguir. El sentirte bien es mucho más sencillo de lo que crees.

Recuerda #CuandoSeQuiereSePuede
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Mentalista, motivador, hipnotizador.

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