La fuga de cerebros en Argentina, nada nuevo para el país, pero que desde el 2019 aumentó considerablemente. “Los jóvenes deciden formarse en el país, sea de forma pública o privada y buscar un mejor desempeño profesional en otros países con mejores posibilidades de salario y carrera”, comenta David, profesor de Publicidad.
“No se si quiere volver a vivir lo que ya les pasó a mis papás. Sé como es el mundo afuera y que hay mejores chances de tener un empleo mejor pago con un estilo de vida superior”.Valentina, estudiante de Ingeniería en Sistemas en la UTN. Testimonios como los anteriores, son repetidos y alentados por adultos jóvenes que todavíano han podido emigrar a un futuro profesional mejor. Es común leer en Twitter frases como
“La única salida es Ezeiza”, “emigren cuanto antes” o “busquen becas en el extranjero”.
El problema no es la educación, en la cual Argentina siempre fue muy buena y superior regionalmente. Sino, que el post estudio es lo que no agrada en los jóvenes. Bajos salarios, desempleo en dos dígitos o impuestos altos, es lo que aleja a los recién graduados a sentar base en el país.
Aquellos que se quedan, es para realizar una especialización, maestrías o lograron acomodar su negocio como emprendedores en el país. Otro caso muy común, es trabajar para el exterior, donde reciben mejores pagos e inclusive de igual a igual que un ciudadano o residente de ese país.
“Lo único difícil de trabajar para afuera es la distancia, no poder ensamblar un equipo de trabajo consistente o conectado como si lo hiciera acá y las formas de pago. Cuando me pagan en dolares, tengo que buscar la mejor forma para que no me pesifiquen y no cobren
tanto IVA”, comenta Franco, Diseñador Freelance. Este último comentario me llamó la atención, ya que con el Cepo cambiario actual, es muy
difícil ahorrar en moneda extranjera sin que sea en billete. Lo digital siempre tiene un impuesto cuando entra en el país, reduciendo notablemente su salario.
La famosa fuga
No es secreto que año tras año esto sucede. En el 2001/2002, muchos jóvenes profesionales decidieron mirar hacia otros países debido a la dura crisis económica y social de esos años. Estados Unidos, España o México fueron los grandes receptores de profesionales que buscaban desempeñar su profesión en el primer mundo. Otros, invirtieron
sus ahorros y fundaron emprendimientos en el extranjero o trabajaban en gastronomía, hotelería y puestos similares para “bancar” su estadía en el país, esperando un mejor momento para volver.
“Es una lástima que siga pasando porque somos un semillero de talento y profesionales. No tiene nada que ver con el sistema educativo o los centros de estudio. Pero si con mi título puedo ganar en dolares o euros y vivir mejor y tranquilo, prefiero ahorrar e irme cuando
pueda”, cuenta nuevamente Franco.
Escenas repetidas, testimonios que parecen eco de otros años, toman más fuerza más que nunca. La economía retrocede, los impuestos suben y los clientes bajan.
Para los recién graduados es difícil afrontar la situación, pero Internet ayuda para aplicar a becas y trabajos online a distancia. Es una ventaja diferencial a lo que sucedía hace 8 años, pero que no deja
de angustiar a los que quieren vivir mejor. Generalmente se mira mucho hacia Estados Unidos o Europa, pero desde hace más de 5 años, Australia o Nueva Zelanda son oportunidades muy prometedoras. En un viaje
realizado en 2019, pude experimentarlo en carne propia. Jóvenes de Jujuy, Buenos Aires, Mar del Plata y el interior, reunidos por una misma causa, trabajar para continuar viajando.
Egresados de Psicología, Agronomía o Administración de empresas, juntando kiwis, arando
la tierra o alimentando vacas son casos repetidos en el interior del país maorí. “Cuando termine de estudiar, decidí con mi novio renunciar a mi trabajo, armar las valijas y probar suerte en otro lado. Elegimos Nueva Zelanda porque teníamos amigos acá y fue muy rápido conseguir empleo. No es lo mejor, pero me permite pagar el alquiler, viajar y buscar
un trabajo mejor”, me cuenta Maribel viviendo en la Isla norte hace más de 9 meses. “Una vez que conoces el mundo, cómo funciona en diferencia al nuestro y las oportunidades que hay, las ganas de volver son pocas. Solo vuelvo para visitar familia pero acá consigo trabajo en dos semanas”, comenta Mariano de Jujuy.
Futuro Incierto para muchos, pero con ganas de salir adelante. Nadie les regala nada y saben que si igualan a los trabajadores extranjeros, podrán encontrar su lugar afuera. Es cuestión de armar los bolsos e insistir. En un contexto en el cuál pueden aplicar a empleos de forma
digital, ya no están yendo a lo desconocido. Videos en Youtube, guías en páginas especializadas o grupos de Faceboook son los mayores informantes para estos jóvenes que deciden buscar un futuro mejor.
No existe más el tirarse a la pileta y ver que pasa. Hoy, compatriotas ayudan a los que pueden desde su lugar con tips y consejos para que puedan acomodarse bien y no cometer los errores que ellos hicieron anteriormente.
Al país esto le afecta no en la inmediatez, pero si a largo plazo. Es un problema que decidan irse pero no es algo que sea culpa más que político y económico. Incertidumbre, tropiezos, impuestos altos, un horizonte lejano y trabas laborales, son las principales razones y donde
más foco para paliar la fuga hay que poner. Un programa en conjunto, con participación del ala económica, educacional y laboral, podría
ser una ventana de entrada para que estos jóvenes decidan quedarse. Desde actualización de curriculas y herramientas de trabajo. Inclusión de programas de intercambio, pasantías profesionales y apertura económica, atraería mejores empresas y capacitaría mejor a los
empleadores para que ayornen los salarios y el ámbito de trabajo. Talento sobra y ganas de trabajar tambien, solo falta aceitar la máquina y modernizarla un poco, para que el mantenimiento de la fábrica decida quedarse y no buscar una nueva fábrica en otro lado.
