Vienen por todo (parte 1) por Pablo Dócimo

La plataforma política del kirchnerismo -la real- en esta etapa que comenzó el 10 de diciembre de 2019 consta solo de dos puntos, a saber:

1- Vengarse de absolutamente todos los políticos, jueces, fiscales y periodistas que, según ellos, fueron los responsables de hacerles perder el poder en 2015 y los creadores del «lawfare» por el cual muchos terminaron presos o juzgados, aludiendo a una persecución política.

2- Borrar absolutamente todos los juicios y condenas de esas personas, especialmente los que involucran a Cristina Fernández y a sus hijos.

El primer paso es que el Congreso analizará la «fuga de capitales» durante el gobierno de Cambiemos y la investigación de la deuda externa contraída por el macrismo.

Con fecha 21 de julio de 2019, en su habitual columna dominical en el diario Clarín, Alejandro Borensztein explicó perfectamente y de manera muy simple de que se trata la «fuga de dólares» de la que tanto habla el kirnerismo y por lo que a futuro aspira a llevar a juicio al expresidente Mauricio Macri.

Es más, lo explica tan fácil que hasta el kirchnerista más kirchnerista lo podría entender… bueno, no sé si tanto, pero en fin…

A continuación transcribimos parte de dicha nota:

«Supongamos a un argentino acomodado que le va fenómeno y gana 90 lucas brutas por mes. Paga 30 de impuestos, gasta 30 para vivir y guarda otros 30 para el porvenir. Obviamente, en un país que tuvo cinco monedas distintas entre 1969 y 1992, y que su billete más popular valía 100 dólares cuando salió y ahora vale 2,25, difícilmente se puede ahorrar en pesos. O sea, el tipo compra dólares.

Con las 30 lucas el tipo va a la ventanilla del banco y hoy compra 680 dólares. Es legal. Se los compra con su guita limpita por la que ya pagó todos sus impuestos.

Si es un valiente que confía en el sistema bancario argentino los deja depositados en la caja de ahorro y se va a su casa con el culo a cuatro manos. O sea, los dólares quedan dentro del sistema. No “fugan”.

Con cualquier otra opción, los dólares salen del sistema, o como dicen Los Fernández, “se fugan”. Da lo mismo el destino. Mesa de luz, bolsillo de campera vieja que nadie revisa, lata de galletas, colchón, pozo en jardín del fondo, caja de seguridad en su casa, caja de seguridad en el banco, cuenta en Uruguay, cuenta en EEUU, fideicomiso financiero en Seychelles, y así hasta el infinito. Todos estos casos están igualmente afuera del sistema pero es legal.

Sin embargo, Cristina y Tío Alberto lo denominan “fuga de capitales” e insinúan que de allí saldrá el dinero que necesitan, si ellos vuelven al Patio de las Palmeras para liberarnos.

¿Esta propuesta es buena o mala? Depende. Si usted no encanutó ningún dólar, no debería calentarse.»

Y aquí viene la mejor parte, la frutilla del postre:

«Pero si usted en 2016 tenía 60.000.000 de pesos en el banco de la esquina y por temor a las políticas de Macri decidió comprar 4.664.000 dólares y guardarlos en la caja de seguridad de su hija, debería preocuparse. O cerrar el pico. O ser más serio. O rezar para que nadie se acuerde que el 6 de julio de 2016 Cristina declaró: “dolaricé mis ahorros porque no sé que hace esta gente con la economía” (posta textual).»

Cuando Cristina puso los dólares en la caja de seguridad “fugó la guita”, de acá a la China. Una precursora en la fuga de capitales de la Era Macri. Mejor ni preguntemos por la Era CFK donde se fugaron 82.000 millones de dólares (62.000 en el primer mandato y 20.000 en el segundo por el cepo).»

Como se puede apreciar, según el criterio kirchnerista, Cristina también fugó dólares, y eso es un hecho real, concreto e irrefutable, pero si vamos más atrás en el tiempo también encontramos que el mismísimo Néstor también incurrió en la «fuga de capitales», cuando en el año 2008 compró dos millones de dólares, operación que el ex presidente justificó para la compra de un hotel en El Calafate.

Dos detalles al margen: La compra de esos dos millones de dólares se realizó pocos días antes de una fuerte devaluación; devaluación de la que, por supuesto, Néstor sabía perfectamente que iba a ocurrir.

Lo segundo es que según se desprende de las declaraciones juradas que debieron presentar los Kirchner desde que están en la función pública, sólo entre 2005 y 2008 ganaron $1.681.903 por diferencias de cambio.

En aquellos días, la demanda por la moneda estadounidense era cada vez mayor. Sólo en octubre, los bancos habían perdido $2850 millones en plazos fijos del sector privado. Ese fue el mes de mayor fuga de capitales desde 2002; los privados habían comprado US$ 3500 millones, unos US$ 160 millones diarios.

Curiosamente, en aquel entonces, el oficialismo adujo que las nuevas medidas para comprar dólares fueron impuestas, entre otros motivos, para frenar la «fuga de capitales».

Como podemos ver, no hay peor mentira que la de denunciar lo que uno mismo representa, y esa es la lección uno del manual populista.

Esta triste historia continurá…

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Escritor , periodista.

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