Por Carolina Stocco para Semanario Argentino Miami
En los ´90 bailábamos La Pachanga! y nos acaramelábamos con Bye Bye. Hoy 28 años después seguimos sintiendo su ritmo! La banda que la rompió no se detiene y sigue girando mundialmente.
Caro: Cómo te trata la cuarentena?
Pájaro: Tuvimos que suspender varios shows como en México, Colombia y otros así que como a todos, la cuarentena nos perjudicó. Estamos pensando en armar algo por streaming pero por el momento el baterista se encuentra en Buenos Aires y nosotros en Rosario y por tal motivo aún no lo cerramos pero estamos en eso.
C: Cómo fueron los comienzos?
P: Armamos la banda y tocábamos en un boliche. se trataba de una cosa media informal pero rápidamente se convirtió en algo serio.
C: Quién es el pelado de la pachanga?
P: El pelado era el DJ de un boliche y usaba La Pachanga para ponerle movida a la noche porque cuando la ponían todos enloquecían. Fue en ese entonces cuando con esta canción nos descubren y para julio del ´91 sale el disco. Se mezclaron un tema hitero con un poco de suerte y ocupamos un lugar ahí.
C: De dónde viene el nombre Vilma Palma?
P: Un conocido tenía ese nombre para su banda para tocar en fiestas y como mucho no lo usaba le preguntamos si podíamos usarlo nosotros. Con el tiempo supimos que Vilma Palmas era la gerenta de una fábrica que había cerrado, dejando sueldos impagos de sus empleados y entonces le escribieron un graffiti con un insulto en la pared de la misma que con el tiempo se borró quedando Vilma Palma e Vampiros. La primer fotos que nos sacamos fue en esa pared.
C: Esperabas este éxito, cómo se fueron dando las cosas?
P: No, pero fue un momento muy especial porque mi sueño era tener una banda y trascender. Había comenzado en Identikit donde yo tacaba la batería y el proyecto fracasó. Con Vilma y el primer disco todo fue muy rápido e íbamos a los programas de la tele como Hacelo por mí de Pergolini y otros. Luego fuimos disco de oro en Chile, México y Argentina en el ´92. Más tarde el segundo disco fue mejor que el primero y nos abrió las puertas en toda América.
Fuimos haciendo canciones que son emblemáticas, Jorge Risso escribía las letras y yo la música, éramos como la dupla de Lennon y Mc Cartney. En el año 95 vino Fondo Profundo y pasamos a EMI como discográfica . Luego en el ’96 grabamos Angeles y Demonios y fuimos mutando porque en esa época se escuchaba la cumbia.
C: Te fuiste a vivir al exterior unos años, no?
P: Si, en el 2001 me ofrecen ir a tocar a Estados Unidos y llamo a Gerardo «Largo» Pugliani, bajista de la banda para hacer el proyecto juntos. Justo coincidió con que el país explotó y nos fuimos a buscar nuevos horizontes.
C: Te agarró el corralito?
P: Si, fui uno de los damnificados. Me fui de Argentina con este evento y cuando llegamos a USA nos agarra el atentado a las torres! Teníamos varios shows programados que tuvimos que cancelar. Nos vamos a vivir a Los Angeles y con la disquera Balboa Records grabamos el 8vo álbum de Vilma con músicos de allá. Armamos un banda grande y bajamos por Centroamérica haciendo shows y a principios del 2003 decidimos volvemos porque a pesar de que nos iba bien la verdad es que con más de 40 años uno extraña a la familia, los amigos, a Rosario y es difícil incorporarse al sistema de vida estadounidense.
C: Cómo fue el regreso?
P: Recuerdo que cuando llegamos hicimos un show muy bueno en el teatro Broadway en Rosario con la banda de Los Angeles y luego rearmamos la banda de Argentina, vuelve Carlos «oveja» González en batería y karina Díaz en coros. Grabamos Histeria que es el noveno álbum de la banda en el año 2005. Empezamos a hacer shows y la gente cantaba La Pachanga y Fernet con Coca y enloquecían.
Trabajamos mucho en toda América y en el resto del mundo y en los últimos años hemos seguido haciendo giras por ambas costas de Estados Unidos y ciudades como Houston, Mami, New York, Dallas, San Francisco y Europa.
C: Si tuvieras que hacer un balance de tu vida?
P: Me pasaron muchas cosas lindas y estoy muy agradecido. Cuando tenía 6 años le dije a mi mamá que quería cantar y me mando a freír churros, más tarde lo mío empezó en 1977 tocando la batería y después vino todo lo demás. Con nuestro último trabajo «Boomerang» hicimos shows para 20.000 personas y tenemos público que nos sigue siempre y seguimos girando por Centroamérica, Estados Unidos, Barcelona y Madrid. Es una banda que la gente la tiene metida en el corazón. Se puede decir que cumplí mi sueño.
