El Gobierno de Estados Unidos acordó reducir de 5.200 a 3.000 efectivos el tamaño del despliegue militar en Irak, cumpliendo así con las sucesivas promesas hechas por el presidente, Donald Trump, que abogó antes incluso de llegar a la Casa Blanca por acabar con las «guerras interminables» en Oriente Próximo.
El principal responsable militar de Estados Unidos en Oriente Próximo, general Kenneth McKenzie, anunció desde Bagdad el alcance de la primera reducción de tropas en Irak desde el año 2016. Volverán más militares de lo que se planteó inicialmente y en un plazo menor, ya que los cambios se harán «durante el mes de septiembre».
McKenzie explicó que Washington actúa en coordinación con sus aliados internacionales y quiere reconocer la labor de las fuerzas locales. «La decisión se debe a la confianza que tenemos en que las fuerzas de seguridad iraquíes cada vez son más capaces de operar de forma independiente», alegó, según ABC News.
El general norteamericano señaló ante los medios que las fuerzas estadounidenses seguirán «asesorando y asistiendo» a sus socios para «erradicar los últimos remanentes de Estado Islámico en Irak y garantizar su derrota definitiva».
