Primer año de Gobierno: Otra carta de Cristina Kirchner donde no menciona a Alberto Fernández y critica duramente a la Corte Suprema

La nueva carta de Cristina Kirchner declara a la Corte Suprema como principal enemiga descalificando individualmente a cada juez y al máximo tribunal en su conjunto y apunta fuerte al Presidente reclamando frenar causas sobre corrupción.

La vicepresidente Cristina Kirchner realizó este Miércoles un balance del primer año de gestión en el que dirigió duras críticas a la Corte Suprema, al señalar que el Poder Judicial es «ejercido por un puñado de funcionarios vitalicios» y no mencionó al presidente Alberto Fernández.

La ex mandataria publicó un texto en su web oficial y en sus cuentas de las redes sociales titulado «A un año… balance», en el que destacó la labor del Senado y dijo que «en su ámbito, el Poder Ejecutivo sin duda ha hecho un gran esfuerzo para afrontar dos tragedias». Sin mencionar al Presidente, la vicepresidente sostuvo que una de esas «tragedias» fue «la economía arrasada del macrismo» y la otra «la pandemia inédita». «Sobre un sistema de salud prácticamente abandonado por el macrismo y contra-reloj, se pudo rearmar un dispositivo y una infraestructura sanitaria que permitió que a ningún argentino o argentina le falte una cama, un respirador o un médico cuando lo necesitó por esta verdadera desgracia del Covid», destacó.

En ese sentido, puso de relieve que «se logró reestructurar en un 99% la deuda externa en manos de bonistas privados que dejó el gobierno de Cambiemos», así como la implementación de los programas IFE y ATP. Pero la mayor parte del texto fue una crítica al Poder Judicial y a su máxima autoridad, la Corte Suprema, que para la titular del Senado «no hizo más que confirmar que fue desde allí, desde donde se encabezó y dirigió el proceso de Lawfare».

La vicepresidente sostuvo que «esa articulación mediática- judicial para perseguir y encarcelar opositores se desplegó con toda su intensidad desde la llegada de Mauricio Macri a la Presidencia de la Nación lo que es peor aún».

Cristina Kirchner señaló que el Judicial es «un Poder es perpetuo» que «tiene la palabra final sobre las decisiones del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo» y «sobre la vida, el patrimonio y la libertad de las personas» y remarcó que es el único que «no va a elecciones». En este sentido, sostuvo que «ese Poder sólo es ejercido por un puñado de funcionarios vitalicios que toleraron o protegieron la violación permanente de la Constitución y las leyes y que tienen, además, en sus manos el ejercicio de la arbitrariedad a gusto y piacere, sin dar explicaciones a nadie ni estar sometidos control alguno».

El problema de Cristina Kirchner, en gran medida, es personal. Su Vicepresidente está condenado. Eso es cosa juzgada. Pero ella y sus hijos, además, están procesados. Un año después de haber ganado las elecciones, eso no debería ocurrir, según su criterio. Pero sucede.

Cualquiera de las dos opciones que se le abren, no aporta ninguna solución, si ella agrede al Poder Judicial, los jueces no se alinean, sino todo lo contrario. No le temen. O temen que cualquier concesión sea insuficiente, y que tarde o temprano terminen con ellos. Pero si ella se queda callada, los deja hacer, ellos no cierran ni sus causas, ni las de Boudou, ni las de De Vido, ni las de José López, ni las de Lázaro Báez, ni las de Ricardo Jaime, ni tantas otras que afectan a sus ex funcionarios. Haga lo que haga, todo termina igual. Del otro lado hay un muro que actúa según su propia lógica, más allá de lo que haga la acusada, que es ella. Entonces, la única solución es pasarlos por encima. Arrasar con la Corte. Terminar con la independencia judicial. Para que por fin acabe ese martirio que ella denomina “lawfare”.

Hay un problema sin solución, le busca la vuelta desde el 2011, cuando gritó “vamos por todo”, pero no la encuentra. Por lo tanto, la carta no es una expresión de poder, sino de impotencia. Un año después de llegar al poder, su voluntad no se cumple.

Esa impotencia o esa dificultad para manejar la impotencia, por parte de alguien tan poderoso no es una buena noticia. En medio de una pandemia terrible, de una crisis económica inédita, la Argentina tiene un problema más, el conflicto de poderes entre la política más poderosa del país y la Corte Suprema de Justicia. Habrá solicitadas, denuncias cruzadas, gritos, manifestaciones, tensión innecesaria, el territorio donde ella se siente tan cómoda pero que al mismo tiempo ha contribuido tanto para que Mauricio Macri llegara al poder en 2015.

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