“No extraño la Argentina, me afligen sus problemas”

Fueron declaraciones exclusivas del Papa Francisco a Nelson Castro quien en su nuevo libro el periodista habla de la salud del sumo pontífice e internas en el Vaticano.

En una obra que indaga sobre uno de los secretos mejor guardados del Vaticano a lo largo de toda su historia, se muestra en esta nota un anticipo del nuevo libro del periodista Nelson Castro titulado: “La salud de los papas. Medicina, complots y fe. Desde León XIII hasta Francisco”.

Como el papado es una monarquía teocrática y los pontífices mueren en el poder, sus enfermedades juegan un papel relevante en el desempeño del cargo. Por esto es que las especulaciones, los rumores y las intrigas palaciegas alcanzan dimensión mundial.

A continuación, algunos de los principales extractos de la nueva publicación de Nelson Castro, que llegará a las librerías en Marzo:

“¿Es verdad que usted tiene un solo pulmón?”. El arzobispo de Buenos Aires lo negó y le explicó que en 1957, cuando tenía 21 años, se había sometido a una cirugía para la remoción del lóbulo superior de su pulmón derecho a causa de tres quistes y que, desde entonces, ese pulmón funciona con total normalidad. Sin alternativas”.

– Nelson Castro: “Padeció usted una delicada afección en la vesícula. ¿Cómo fue?; Francisco: Ocurrió cuando era superior provincial de los jesuitas. Era la hora del almuerzo y yo estaba pasando la sopa. De repente, tuve un dolor agudo y muy fuerte en la espalda que me paralizó. Por un instante no me pude mover. Tuve que dejar de hacer la tarea que estaba realizando y sentarme. Ante semejante dolor, tomé la determinación de ingerir un calmante. Yo creía que se trataba de un problema muscular. Pero lo cierto es que las horas pasaron y el dolor no cedió”.

– Francisco: “Ante este hecho y la persistencia del cuadro clínico, el cirujano me informó que había que operar de urgencia. Y no fue solo eso lo que me dijo, sino también que la operación era muy delicada y riesgosa porque no sabía con qué se iba a encontrar al abrir el abdomen. Comprendí que lo grave de la situación no dejaba alternativa. Le respondí pues que procediera. En ese momento, me encomendé a Dios, que me ayudó a enfrentar la operación con absoluta serenidad. Supe luego que la intervención fue realmente difícil y riesgosa, ya que lo que tenía era una gangrena de la vesícula, que afortunadamente fue tomada a tiempo. ‘Un día más y su estado se habría vuelto extremadamente grave’, me explicó después el cirujano. Felizmente, el posoperatorio se desarrolló sin ninguna complicación y me pude recuperar en forma íntegra”.

– Nelson Castro: “Tuvo alguna vez un problema cardíaco, ¿no es así?;

– Francisco: “Tuve un problema cardíaco un sábado en que iba a inaugurar una maratón en la Villa 21. Debe haber sido por el año 2004. Ese día me sentía muy cansado. Después del almuerzo, hice algunas cosas. Me tomé un café y a la media hora, otro. Luego, en un colectivo de la línea 70, me fui para la Villa. Cuando llegué, el padre Pepe [José María Di Paola] me dijo: ‘Estás pálido; ¿qué te pasa?’. ‘No sé -le dije-, me siento cansado’. Circunstancialmente, se encontraba ahí el médico de la salita de primeros auxilios que está al lado de la parroquia de la Villa. ‘Espere que le tomo la presión’, me dijo entonces el joven médico, que había escuchado la conversación. La presión estaba bien, a pesar de lo cual me dio un comprimido de no sé qué medicamento. Inauguramos las olimpíadas y luego me quedé charlando con el padre Pepe. Entonces, el médico me dijo: ‘Mire, monseñor, ¿por qué no aprovechamos este intervalo hasta que los maratonistas completen todo el circuito para ir al Hospital Penna, donde lo podremos examinar mejor y le haremos también una serie de análisis?’. Acepté. Cuando llegamos al hospital, estaba esperándome el director. Me agarraron de las pestañas y no me dejaron salir”.

– Nelson Castro: “¿Se psicoanalizó alguna vez?”;

– Francisco: “Nunca me psicoanalicé. Siendo provincial de los jesuitas, en los terribles días de la dictadura, en los cuales me tocó llevar gente escondida para sacarla del país y salvar así sus vidas, tuve que manejar situaciones a las que no sabía cómo encarar. Fui a ver entonces a una señora -una gran mujer- que me había ayudado en la lectura de algunos tests psicológicos de los novicios. Entonces, durante seis meses, la consulté una vez por semana”.

– Nelson Castro: “Usted me habló varias veces de sus neurosis. ¿Cuán consciente es de ellas?

-Francisco: “A las neurosis hay que cebarles mate. No solo eso, hay que acariciarlas también. Son compañeras de la persona durante toda su vida”.

– Nelson Castro: “¿Extraña la Argentina?”;

– Francisco: “No, no la extraño. Viví allí 76 años. Lo que me aflige son sus problemas”.

– Nelson Castro: “¿Necesita o alguna vez necesitó medicación para dormir?”;

– Francisco: “Por fortuna, nunca. Me acuesto todas las noches a la nueve. Leo una hora hasta las diez. A esa hora apago la luz y me quedo rápidamente dormido. Duermo de corrido hasta las cuatro de la mañana. Tengo puesto el despertador pero siempre me despierto tres minutos antes de que suene. Se ve que el reloj biológico me funciona muy bien”.

– Nelson Castro: “¿Qué problema tiene en su columna?

– Francisco: “Tengo una estrechez del espacio intervertebral entre la cuarta y la quinta vértebra lumbar, y entre ésta y el sacro. Le cuento una anécdota: durante el chequeo físico que me hicieron al asumir el papado, me realizaron radiografías de toda la columna vertebral, que el médico del Vaticano llevó a un especialista de mucho prestigio. Al verlas, dijo: ‘Esto es muy serio. El paciente necesita un tratamiento intensivo a base de kinesiología, rehabilitación postural y gimnasia. Entiendo que estamos hablando de una persona que se encuentra en silla de ruedas’”.

– Nelson Castro: “¿Cómo imagina su muerte?”

-Francisco: “Siendo papa, ya sea en ejercicio o emérito en Roma. A la Argentina no vuelvo. Addendum”.(TN)

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