
En pocos días se cumplirán dos años del incendio en la planta incineradora de basura ubicada en Doral, y el debate sobre su reconstrucción sigue siendo un tema central. Desde el accidente, el condado de Miami-Dade enfrenta un gran desafío en la gestión de sus residuos. Esta planta, que convertía basura en energía, era un elemento clave para el condado. Su ausencia ha obligado a las autoridades a buscar alternativas más sostenibles y con visión a largo plazo.
La alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, ha estado al frente de los esfuerzos para encontrar una solución adecuada. Inicialmente, propuso reconstruir la planta en el mismo lugar, pero esta idea enfrentó críticas significativas. Las principales preocupaciones de la comunidad giraban en torno a posibles efectos negativos en la salud pública, el medio ambiente y la economía local.
A comienzos de 2025, Levine Cava abandonó esa propuesta y decidió explorar otras opciones, reconociendo que no existe una solución sencilla para este problema. En un reciente memorando, la alcaldesa sugirió continuar enviando residuos a largas distancias mientras se evalúan alternativas más viables. Esta decisión llega en un momento clave, ya que los comisionados del condado tienen programada una reunión este martes para discutir el tema. Este encuentro podría marcar un cambio significativo en la gestión de residuos del condado, que genera toneladas de basura diariamente y enfrenta presiones crecientes para encontrar soluciones sostenibles.
Tres opciones para el futuro de los residuos
La propuesta de reconstruir el incinerador en Doral fue fuertemente criticada desde el inicio. Activistas, empresarios y residentes expresaron su preocupación por el impacto en la calidad de vida y el desarrollo de la zona. Entre las voces más destacadas estuvo Eric Trump, quien rechazó la idea debido a la cercanía del incinerador al Trump National Doral. Por otro lado, la alcaldesa de Doral, Christi Fraga, celebró la decisión de Levine Cava de descartar la reconstrucción en su ciudad, considerándolo una victoria para la comunidad. Fraga argumentó que la inversión no era sostenible ni resolvía las necesidades a largo plazo del condado.
Además, el alcalde de Miramar, Wayne Messam, expresó su preocupación ante la posibilidad de que se construyan vertederos cerca de su ciudad. Advirtió que estas instalaciones representan una amenaza para la calidad de vida de los residentes y el acceso al agua potable, y dejó claro que tomarán acciones legales si es necesario.
En el memorando de Levine Cava se presentaron tres posibles soluciones:
- Continuar con la gestión actual de desechos: Esto implica seguir utilizando la capacidad contratada con Waste Management, enviando residuos por camión y ferrocarril a vertederos fuera del condado. Aunque práctica a corto plazo, esta opción tiene altos costos y un impacto ambiental considerable debido al transporte.
- Construir un vertedero fuera del condado: Esta alternativa busca reducir la dependencia de otras jurisdicciones. Sin embargo, enfrenta resistencia de las comunidades donde se podrían instalar estas infraestructuras, además de posibles desafíos legales.
- Desarrollar una nueva planta de conversión de residuos en energía (WTE): Esta instalación moderna cumpliría con estrictos estándares ambientales y cubriría las necesidades del condado a largo plazo. No obstante, su alto costo estimado, entre $1.2 y $1.8 mil millones, ha generado dudas sobre su viabilidad económica.
El debate sigue abierto, y la reunión de los comisionados será un punto crucial para decidir el futuro de la gestión de residuos en Miami-Dade.