
Ya había pasado varias horas en el mar, a bordo de su kayak, pescando. Estaba por volver a la costa cuando sintió que un pez importante había mordido el anzuelo. Era un pez espada.
Lo que tardó en comprender fue la fuerza descomunal del animal, que empezó a tirar y a tirar, arrastrándolo varios metros a alta velocidad. Finalmente, la presa logró escapar de su captor.
El estadounidense Adam Fisk estimó que el pez pesaba unos 227 kilos. A pesar de que no se pudo llevar el premio mayor, no se fue de Panamá con las manos vacías: pescó más de 60 ejemplares de papagayos, mojarras y meros.
GG
Deja un comentario