allanamientos en Beccar, San Isidro Fueron detenidos en Beccar. La droga lleva el número 1943, año en el que nació esta droga en el laboratorio del químico suizo Albert Hofmann.

Fueron detenidos en Beccar. La droga lleva el número 1943, año en el que nació esta droga en el laboratorio del químico suizo Albert Hofmann.

Dos hermanos que se dedicaban a comercializar LSD fueron detenidos en luego de cuatro allanamientos en Beccar, partido de San Isidro, donde se incautaron 65.400 microdosis del estupefaciente.

Los operativos, que se realizaron en la villa “El Sauce”, estuvieron a cargo de integrantes de la delegación de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas de este distrito, quienes también secuestraron casi un kilo de cocaína y varias dosis de marihuana.

También se encontró calibre 45 con la numeración suprimida, municiones, una campera azul con la inscripción “Policía”, un juego de esposas, dos balanzas digitales y casi 8 mil pesos.

Las dosis secuestradas de LSD (que es un potente psicodélico y alucinógeno) llevan el número 1943, año que el químico suizo Albert Hofmann viajó por primera vez con esa sustancia desde su laboratorio a su casa montando una bicicleta.

La investigación, que comenzó en enero pasado, permitió atrapar a estos suejtos apodados “Los Pala”, que comandarían esta organización acusada de comercializar cocaína, marihuana y drogas sintética.

Entre los domicilios allanados había algunos donde se vendía la droga “al menudeo” y en uno se “acopiaba”. Interviene en la causa la UFI N° 12 y el Juzgado de Garantías N° 4, ambos del Departamento Judicial San Isidro.

El Dr. Hofmann y el «Día de la bicicleta»

El doctor Albert Hofmann ya había sintetizado el LSD en 1938. Obtuvo el ácido lisérgico del cornezuelo del centeno, un hongo. Lo que nadie conocía eran los efectos de esta droga en la mente, la conciencia y la percepción. El 19 de abril de 1943, sin saberlo, tomó LSD. Pedaleaba su bicicleta de vuelta a casa cuando experimentó su primer trip, un viaje iniciático que con los años se volvería colectivo.

Su seguidores instituyeron esa fecha como el «Día de la Bicicleta». A 65 años y 10 días de aquel día, casi una fecha patria para el hippismo, Hofmann pasó a mejor vida el 29 de abril de 2008 en Burg, Suiza. Tenía 102 años. Anita, su mujer, había muerto en diciembre.

Miles de personas en el mundo lo veneran. Aquellos que hayan tomado una «pepa», como se le dice en Argentina a la dosis, para divertirse deberían saber que él la consideraba una droga sagrada. «Los hippies, y la gente en general, tomaban el LSD en cualquier lugar, en una discoteca, sin estar preparados en absoluto -decía en 1987 al diario El País, de España-, y entonces pasó lo que los indios ya sabían, la gente se volvía loca, neurótica, acababa en hospitales, en clínicas psiquiátricas, y yo tuve problemas».

También habla en ese reportaje del uso que le dio la CIA al LSD como droga de la verdad. Contaba que agentes lo visitaron en su laboratorio interesados en grandes cantidades. Como arma. En su autobiografía «My problem child» (Mi hijo problemático, se podría traducir,) recuerda que era un doctor en química, trabajando en el laboratorio Sandoz y luchando por sintetizar los principios básicos de un hongo, cuando ingirió la droga por primera vez.

No fue hasta 1947 cuando se publicaron los resultados de la primera investigación psiquiátrica sistemática en la Universidad de Zurich. Había algo de evolucionista en él. En aquel libro, coincidía con el escritor Aldous Huxley en que la expansión de la experiencia emocional directa de la realidad, sin palabras ni conceptos que la obstruyan, serían un paso adelante. De esto habla también en su precioso libro, «Mundo interior, mundo exterior», ensayos místicos en tono poético, repleto de imágenes que demuestran su fe en la integración del hombre con el cosmos.

El LSD, sostenía, ayuda a romper el límite entre ambos mundos. La última vez que la tomó fue en 1972. «Ya entendía el mensaje del LSD (…) Mi mente ya está abierta», aseguró. Al cumplir 100 años se hizo en Basilea un gigantesco congreso científico. Erguido, Hofmann sostuvo el micrófono firme con ambas manos. Abrió su discurso agradeciendo «al buen Señor». Y lo cerró con una infidencia: la voz del LSD, «una voz misteriosa» que le dijo: «Hazme conocido en el mundo de modo que no sea olvidado».

 

GG

 

 

 

 

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Periodista, locutor, actor y editor de Semanario Argentino y de Radio A de Miami. Director de Diario Sur Digital.