Festejan en la Casa Rosada: llega al fin el “segundo semestre”

Un año más tarde que lo prometido por el Presidente, en septiembre la economía crecería a un ritmo del 5%, la más alta desde el 2011. El Gobierno se entusiasma con este envión justo para el momento de las elecciones

La gran reactivación del segundo semestre prometida por Mauricio Macri está a la vuelta de la esquina. Sólo que existe un problema de calendario: no llegó en 2016 sino en 2017, un año después. En los despachos de la Jefatura de Gabinete en Casa Rosada consideran que este tan ansiado repunte de la economía es lo que finalmente le permitirá al Gobierno ganar las elecciones legislativas. Aunque agitar los fantasmas de una vuelta al pasado si la que compite es Cristina Kirchner también es una parte central de la estrategia.

El repunte de la economía, como sucede cada vez que el campo es el motor, por ahora se siente mucho más en el interior que en la zona metropolitana. Los números oficiales ya empezaron a reflejar la mejoría. En marzo la actividad creció 0,8% interanual, aunque el primer trimestre en conjunto fue mucho más discreto. Y en abril las mediciones privadas -como el estimador de actividad de Orlando Ferreres- ya muestran un impulso mucho más claro de 3,3% contra el mismo mes del año anterior, aunque mayo y junio serían un poco menos favorables .

El salto será mucho más notorio en el segundo semestre. En parte será explicado por algunos sectores bien identificados que ya están traccionando la recuperación y otro tanto porque la base de comparación es muy baja. Con algo de viento a favor ya está prácticamente asegurado que para septiembre la economía mostrará un rebote interanual cercano al 5%. Sería así la mayor expansión interanual desde el 2011, el útimo año de crecimiento más vigoroso aunque muy fogoneado por la emisión de pesos y el atraso cambiario (en la previa del cepo).

 

Reactivar la economía está costando muy caro. El gasto público crece al 38% interanual, diez puntos más que la inflación

«La recuperación se demoró un poco por las inundaciones. Hay un millón de hectáreas bajo el agua, con lo cual se perdió la cosecha y en muchos lugares es imposible llegar al puerto, por lo que el efecto positivo del campo no se siente todavía con tanta fuerza», explican fuentes oficiales.

Pero no será tan difícil llegar a ese 5% del tercer trimestre. La base de comparación es muy baja (la economía se había deprimido a partir de julio del año pasado por la inflación y la suba de tarifas) y hay sectores que ya empiezan a mostrar más dinamismo. La obra pública, por ejemplo, estará en plena ejecución para ese momento, mejorando los niveles de empleo y haciendo mover la construcción luego del parate de 2016.

En Jefatura de Gabinete aseguran que las inversiones reales llegarán en 2018, cuando el Gobierno consolide su liderazgo luego de las elecciones legislativas.

Con esos números en la cabeza la gente tendrá que ir a votar en octubre. En el Gobierno se entusiasman con esta perspectiva: «El nivel de ingreso también estará mejor para ese momento porque la inflación tendrá un descenso muy marcado y ya se habrán implementado los ajustes salariales», explican. Ésa es la gran esperanza para conseguir un resultado positivo en la provincia de Buenos Aires. La batalla será dura por los candidatos que presenta la oposición, la falta de nombres relevantes en el oficialismo y porque es por lejos el sector más golpeado por la caída del salario real desde que Mauricio Macri llegó al poder.

Nicolás Dujovne ya adelantó que espera una nivel de inflación menor al 2% en mayo (estaría en torno a 1,8%), pero la verdadera prueba de fuego llegaría en junio, cuando podría ubicarse en 1,5% o incluso menos, retomando con más fuerza la tendencia bajista. «Esperamos que a partir de junio el Banco Central empiece a aflojar la tasa de interés, luego de subirla hasta 26,25% por el rebote de la inflación», señaló en su informe mensual de research Banco Mariva. Coincide con la expectativa del mercado sobre una política monetaria más laxa luego del «apretón» de los últimos meses tras el repunte de la inflación entre febrero y abril.

Ese gran repunte de la economía en el arranque del segundo semestre igual podría resultar engañoso. La expansión del PBI estará bastante lejos del 3,5% que el Gobierno estipuló en el Presupuesto 2017. El propio ministro de Hacienda reconoce que la economía crecerá «alrededor de 3%» este año. Y los analistas privados se han vuelto más pesimistas en las últimas jornadas. En Econométrica –que ganó el premio a la consultora local con mayor cantidad de aciertos en sus pronósticos en 2016- estiman que la economía sólo terminará creciendo 2,3% este año. Significa que ni siquiera llegará a recuperar el 2,6% perdido el año pasado.

El costo para conseguir esa recuperación es, sin embargo, muy alto. Los últimos números muestran que el déficit fiscal está lejos de haberse controlado, con un gasto público que sigue creciendo a un ritmo del 38% interanual, diez puntos más que la inflación de los últimos doce meses. Es un ritmo casi idéntico al que dejó Cristina Kirchner en 2015. Pero aún así se cumpliría la meta de déficit primario de 4,2% este año. «Es falso que vamos a lograrlo por el ingreso extraordinario del blanqueo. Eso sólo representa 0,3% del Producto este año, fue mucho más en el 2016», se defienden en Hacienda. La magia no existe. Toda la plata que el Gobierno está gastando en obra pública y en pagar intereses de la deuda en algún lado tenían que reflejarse.

Si se pudiera proyectar más allá de las elecciones de octubre (algo casi imposible en un país en el que sigue mandando el cortoplacismo), la atención está puesta en el 2018: ¿será un año de consolidación de la reactivación o volveremos a caer? Nuevamente se impone la mirada optimista de Mario Quintana, el jefe de Gabinete. Según sostuvo en la reunión mantenida con los empresarios nucleados en la poderosa AEA, el año próximo será mucho más palpable el ingreso de inversiones reales, más allá de las financieras. «A fin de año no habrá dudas sobre la consolidación de nuestro gobierno y los principales sectores, como la energía, ya tienen reglas de juego muy claras para los próximos años. Eso alentará a entrar a muchos que todavía nos ven con cautela», explicó el hombre que está hoy encargado de coordinar a todos los ministerios relacionados con la gestión económica. Pero para los ejecutivos pensar en el 2018 resulta un ejercicio futurista sin conocer el resultado electoral.

GG

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Periodista, locutor, actor y editor de Semanario Argentino y de Radio A de Miami. Director de Diario Sur Digital.