La meditación ayuda a personas tocadas por el Cáncer

Mi padre, además de practicar meditación, la enseñaba. Desde muy pequeño conozco de ella y a medida que fui creciendo mi práctica aumentaba hasta que la incorpore por completo a mi vida. Y hace varios años, al igual que mi padre, la practico y la enseño. Cuando yo era pequeño la meditación estaba asociada a “algo”  que era sólo para “algunos”.

Por estos días esa idea prácticamente ya no existe, pero lo que hay que desterrar, es la idea que la meditación es sólo para momentos de tranquilidad, comodidad y silencio. Se puede meditar estando de pie, con un café en la mano y en el medio de la ciudad. Es por eso que además de practicar y enseñar, realizo encuentros de meditación poco convencionales para demostrar que se puede conectar con nuestro interior en cualquier lado y en cualquier circunstancia.

La primera vez que alguna vez se hizo meditación en realidad virtual y en forma sub-acuática fueron prácticas ideadas y producidas por mi equipo y por mi, y algo que instale hace unos años, es la meditación en los atardeceres de playas que considero puntos energéticos. También en Estados Unidos, en la cadena Univisión realice una meditación masiva que fue un encuentro con muchas satisfacciones.

La meditación se esta convirtiendo en una práctica tan cotidiana que los científicos se han puesto hacer sus estudios para corroborar con precisión sus beneficios. Algo que se creía de manera empírica, hoy en día se pueden comprobar fehacientemente todos los aspectos positivos que trae la meditación a personas que han sido tocadas por el cáncer.
Con esta última frase no sólo me refiero a quien la padece en su físico, también incluyo a familiares y amigos que rodean a esa persona. Quien lleva el cáncer en su cuerpo suele responder con ansiedad y estrés y esto se traslada a sus cuidadores, mucho más cuando viven en la misma casa.

Este tipo de prácticas de cuerpo-mente hace que se forme un círculo virtuoso en el cual uno al otro se afectan entre si de una manera positiva. Es así que se logra que el estrés y el nerviosismo baje para que se instale la relajación como
respuesta ante una situación que pueda llegar alterar a la persona. Además mejora la memoria, el sueño, la presión arterial y hace crecer la sensación de bienestar entre otras cosas. Es por eso que si la meditación la practican el paciente y el cuidador en forma conjunta, se pueden estimular entre si y ayudarse mutuamente.

Es común que la relación entre ambos a veces se vea afectada de mala manera por no saber manejar el nerviosismo y el estrés que suele aparecer en este contexto que pone la enfermedad. Por eso el meditar, puede ayudar a organizar la agenda de actividades semanales, traer beneficios individuales para el paciente y el o los cuidadores y mejorar la relación entre ellos. Esta práctica no es para nada difícil, la puedes ir incorporando de a poco hasta instalarla por completo.

Y no es necesario que si o si ocupes un tiempo determinado, hay tipos de meditaciones que te piden una o dos horas
diarias. Aunque puedas hacer cinco minutos, sirve. Por supuesto que más tiempo es mejor aún, pero “tranqui”, a esto no lo conviertas en algo que te traiga frustración por no poder cumplirlo, conviértelo en un espacio de tranquilidad
y bienestar. El sentirte bien es mucho más sencillo de lo que crees.

Recuerda #CuandoSeQuiereSePuede

www.tusam.com

Acerca de Oscar Posedente 12821 Articles
Periodista, locutor, actor y editor de Semanario Argentino y de Radio A de Miami. Director de Diario Sur Digital.