Tiempo de ratas

Este último sábado por la mañana, estaba lo más tranquilo tomando unos mates en el fondo de casa cuando de repente apareció una rata.

Automáticamente miré hacia el agujero del tamaño de 1/4 de ladrillo en la medianera que da a lo de “los Lema”: cuando mis vecinos, por unas refacciones, picaron la pared, un mazazo de más hizo pasar el cortafierro de lado a lado. La rotura era una pavada pero, el accidental huequito, nos permitió, “provisoriamente”, pasar una manguera desde mi casa que les ahorró tiempo y laburo, al no tener que irse hasta adelante para traer el agua para la “mezcla”. Las refacciones terminaron hace años, pero el agujero, como todo lo provisorio en Argentina, sigue ahí.

Mientras recordaba esto, la rata estaba en el otro ángulo del patio comiendo unos restos de “Dogui” que dejaron las perras. ¿Y las perras, dónde miércoles estaban? Los ladridos que llegaban desde adelante, me dieron la respuesta: con mi “Negra” en el jardín.

Entre tanto, la rata seguía ahí, en el otro ángulo de la pared del fondo, a casi 8,66 m de su única salida. Mientras yo, estaba a un metro de la escoba y a cuatro del agujero: si todo salía bien, estaba frita.

De repente, como si me hubiera leído la mente, la rata dejo de comer, giró la cabeza y me miró a los ojos. Después, sucesivamente, miró hacia el agujero, a mí, otra vez, el agujero y, al final, me miró a los ojos de manera desafiante como diciendo: “sé lo que estás pensando”.
No lo pensé más y corrí a taparle la salida.

La rata, entre tanto, se largó a correr buscando otra. Eso me dio tiempo para agarrar la escoba, arrinconar a la rata y aplastarla como lo que era. Entonces, cuando ya la tenia a punta de escoba, la rata se paro de manos, se puso en guardia y me dijo:”¡Dale, largá la escoba y haceme la pelea mano a mano si sos guapo, cagón!”.

Me quedé helado. “ !Una rata que habla!”, me dije, “Si la llevo a la “tele” me lleno de guita”. Y ahí me imagine todo: las cámaras, los micrófonos, las revistas, la tapa de “Semanario Argentino” y el titular “Exclusivo de SA: Nuestro columnista y su rata en Miami”. Si hasta me vi en el sillón de Susana, charlando con la “Su”, mientras la rata elogiaba mis notas.

De repente, una voz, me trajo a la realidad: “¡Y cagón, me hacés la pelea, o no!”.

Ahí estaba. La rata, todavía en dos patas, con la guardia alta, moviendo la cintura y desafiándome a pelear. La miraba y no lo podía creer. Además, la muy guacha tenía estilo. Se movía a los saltitos de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, mientras tiraba el “jab” de “zurda” a lo “Mohamed Alí”.

“¡Qué Susana!”. Me ví frente a “Suar”, “Juan Cruz Ávila”, o “Tinelli”, ofreciéndoles, como novedad, a una rata que habla. Era como tener al “Topo Gigio”, pero de carne y hueso.

Alguno me podía decir que las ratas son unos bichos inmundos, asquerosos y que transmiten la peste bubónica. Pero, si la hacíamos revisar por un veterinario para constatar que el bicho estuviera “joya” y le armábamos un vestuario piola hecho por “Armani”, o cualquier diseñador “top”, teníamos un “golazo” entre manos.

Solo bastaba saber el sexo del roedor. Aunque lo mejor era que, lo fuese o no, la hiciéramos pasar por macho. De ese modo le podíamos poner al lado a alguna “minita” que estuviera fuerte, para que la rata se la tratara de levantar y, de paso, contaba chistes con doble sentido para, de paso, levantar más polémica por ser machista, y listo. El resto era encontrar en “qué” programa la metíamos. Y ahí soné…me acordé de algunos conductores de la TV actual y, con esto, mi mirada se extendió a muchos de los personajes públicos de Argentinas.

Pensé en todas esas caras que se reciclan año tras año, Dios sabrá cómo. Y yo, como un pedazo de gil, queriendo deslumbrar a los directivos de televisión con una rata parlante.

“¿Y, cagón, te decidiste? Hace una hora que estoy en guardia. Si no me vas a hacer la pelea, por qué no te corrés y me dejás el agujero libre”.

Miré a la rata. Recordé a las otras. Y la aplasté de un escobazo contra el piso.

Mientras metía el cuerpo del bicho en una bolsa de residuos, pensé en el tiempo: si esto me hubiera pasado en la época de Pipo Mancera…pero no, me pasó hoy, Febrero de 2018: tiempo de ratas.

Acerca de Oscar Posedente 12821 Articles
Periodista, locutor, actor y editor de Semanario Argentino y de Radio A de Miami. Director de Diario Sur Digital.