El gran René

Gambeteaba todo lo que estaba cerca. Sus pies eran dos imanes en donde la redonda iba y venía. Ponía loco a todos con sus dribling y su juego bonito. Dueño de esa impronta y buen juego, potestad de aquellos a los que llamaban wines. Pero parece que ese puesto, tienen alguna característica común dentro y fuera de la cancha.

Porque sus antecesores sudamericanos un tal Garrincha, y un tal Corbatta, tenían sus mismas características escapaban de todo defensor que andaba cerca, divirtiendo a la gente que iba a verlos y a gozar simplemente de eso impensado que tiene este hermoso deporte. Pero de lo que, no podían escapar era de ese maldito vicio que los cegaba, el alcohol.

René brilló allí en el Huracán del 73, un equipo recordado, que reunía buen juego y un equilibrio notable. Allí René fue compañero en ataque
de Avallay, y de Larrosa, secundados por un mediocampo en el que estaban grandes jugadores como Brindisi, Babington y Russo.
Es de esos equipos que perduran en el tiempo y que uno repite una y otra vez, sin equivocarse ningún nombre.
Detrás jugaba Carrascosa, y el Coco Basile. Y es este último el que cuenta que una noche en la concentración del globo, el gran René de repente, así como escapaba de los defensores, también lo hacía por las noches.

Cuenta el Coco que esa noche entró el flaco Menotti a la habitación y le preguntó por el Loco René. El Coco le dijo, que no sabía, y entonces lo
buscaron y buscaron entre los amigos los cuales también desconocían donde estaba. Era un partido importante ante Boca con cancha llena, y no era cosa de improvisar.

La cuestión es que, en toda la noche no apareció, y a la mañana siguiente el Flaco Menotti, llama a un pibe para que lo reemplace, Ríos, y le dice que va a jugar en lugar del Loco. Tragándose la bronca, ante la incertidumbre, el Flaco no podía tomar otra resolución que esa.
Pero media hora antes del partido, aparece el Loco René, y ahí mismo y sin tanta historia, se puso la camiseta, los pantaloncitos y
sin canillera como le gustaba jugar y medias bajas.

El flaco lo quería matar pero tampoco era para dar ventajas, conocía lo que le podía aportar semejante jugador, habló con el Coco, y este con el pibe que lo iba a reemplazar, el cual entendiendo la situación dejó que jugara el gran René. Jugó el loco, sin calentamiento, medias bajas, sin canilleras, y sin ceremonia alguna entró y la gastó. Comenzó el partido y el loco simplemente enloqueció a su marcador, marcando el primer gol y ese partido el globo lo ganó 5 a 1. Jamás supieron donde estuvo el Loco esa noche pero todos lo respetaban por lo que hacia
dentro de la cancha.

Cuentan también que fue el primer jugador en hacer un gol medio borracho. Parece que allá por el año 75, en el Torneo Metropolitano, el globo enfrentaba a River. Había salido la noche anterior y vino en situación medio lamentable, totalmente alcoholizado. Para templarle el alcohol tomo cantidades de café, le pusieron paños de agua, lo hicieron descansar una hora, y así como estaba salió a la cancha.

No le importó que en el arco de River, estuviera un grande como Fillol y a pesar de eso gambeteando a cuanto defensor había le estampo un gol, inmediatamente fingió una lesión y pidió el cambio, ya había cumplido. Era de esos jugadores que siempre fue amado no solo por su “globito” sino por todas las hinchadas.

Es que cuando se trata de buen juego, no hay camisetas simplemente es admirar un arte, es el artista mismo que hace que todo cambie. Luego por esos años su padre futbolístico, el Flaco Menotti, que siempre reconoció su juego por sobre todas las cosas lo llama para la Seleccion. Vino entonces el Mundial 78, en donde se le hizo difícil solo una cosa al gran René, escapar de la concentración, porque estaba custodiada por militares. Brilló e hizo brillar, el gran René no desaprovechó aquel Mundial. Se escucha que René tenía una mezcla de Ortega, Messi y Maradona, puede ser, pero siempre fue algo propio personal y único.

Pero el gran René no escapaba de algo que ya era innato en su casa, el alcohol. Su padre albañil murió de cirrosis, y su
madre hacia lo que podía para llevar al hogar la plata necesaria.

En una entrevista del gráfico que data del año 89, con apenas 36 años el gran René era un ex jugador. Así como escapaba de todo y de todos, en la entrevista muy jugosa, por cierto, fue interrumpida varias veces. El motivo era siempre el mismo, el gran René vivía teniendo sed, y le decía al periodista que lo disculpara un momento, se dirigía entonces a la barra del bar, de hecho la entrevista fue realizada en dos bares, en donde René mataba el tiempo entre el truco y la bebida.

Parece que en los últimos tiempos no pudo escapar más. Hace menos de un mes, fue al clásico con el Cuervo, y a René se lo vio como cualquier hincha en la calle, sentado en la vereda esperando que abriera el Estadio.

Su cuerpo desgarbado, su delgadez extrema y hasta su dificultad para hablar, parecían contradecir que hubiese sido aquel gran jugador que desde la línea de cal lateral hacia malabares con la pelota. Pero la última jugada de su vida le dijo basta, y de esa no pudo escapar. El futbol llora a un malabarista del futbol, a esos que llamamos wines y que quedan pocos.
                                                                

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Periodista, locutor, actor y editor de Semanario Argentino y de Radio A de Miami. Director de Diario Sur Digital.