Corresponsales de guerra, periodismo extremo. Entrevista a Teresa Bó

Uno de los resultados del aumento del poder de la televisión, Internet y en especial de las redes sociales en el mundo moderno es que podamos tener acceso, casi en tiempo real, incluso a lo que ocurre en una guerra o conflicto bélico.

Por Pablo Dócimo

No existe, prácticamente, boletín informativo que no contenga una noticia de un conflicto armado en algún lugar del mundo. Vemos armas, disparos, víctimas, refugiados, pero detrás de todo ello están los corresponsales de guerra.

El corresponsal de guerra expone constantemente su vida para informar sobre los hechos que ocurren en países en conflictos armados; son una raza especial dentro del periodismo.Semanario Argentino entrevistó a Teresa Bó, quien  desde niña es una apasionada de la cultura árabe. Estudió Comunicación y Ciencias Políticas en Washington, donde también cursó un máster en Resolución de Conflictos.

En el año 2003, Bó fue una de las enviadas especiales de Canal 9 de Argentina para cubrir el inicio de la guerra de Irak. Hoy, la periodista argentina es una de las figuras más importantes de la señal de noticias árabe Al Jazeera cubriendo conflictos bélicos.

¿Por que decidió ser corresponsal de guerra?

En un principio quería ser arqueóloga, pero la verdad es que como no tuve mucha paciencia me volqué a relaciones internacionales, me interesaba mucho lo que es conflictos armados. 

Luego de estudiar en Estados Unidos hice una Maestría en Resolución de Conflictos Armados, y siempre me interesó el periodismo como una manera de facilitar en construir puentes, puentes de diálogo, puentes de mostrar y generar empatía en lo que le pasa al otro.
De alguna manera eso fue lo que me ayudó en centrarme no solamente en guerras, sino también en conflictos, especialmente en América Latina y Medio Oriente. Siempre tuve una fascinación muy particular por la zona de Medio Oriente, y me volqué a eso desde muy chica, lo que hizo que comience a escribir notas sobre el tema en Cisjordania, Gaza, Israel, y casi sin darme cuenta me fui convirtiendo en lo que soy hoy

¿Recuerda cuando fue la primera vez que estuvo en una acción militar, o bajo la línea de fuego?

Hace más de 20 años… en Cisjordania, incluso recuerdo que íbamos así nomás sin ningún tipo de protección. Lo que si tengo presente es cuando fue la primera vez que me puse el chaleco y casco. Fue en Afganistán, mientras había operativos del ejército y nos obligaban a los periodistas a usarlos.

¿Como supera el síndrome postraumático cuando vuelve de algún conflicto?
Creo que uno, con el tiempo, va aprendiendo a tratar de superar distintas situaciones de crisis. A mi, honestamente nunca me pasó, o será que que aprendí a convivir con eso y trato de no involucrarme con una historia. Trato de ser consciente de que lo más importante que tengo que tener es la imparcialidad, y debo mantenerme lo más fría posible para no perderla.

Pero que lo diga no significa que sea un hecho.
Muchas veces pasa que uno termina involucrado en determinada situación, o ve horrores incluso en situaciones que no son conflictos armados.
Me tocó cubrir el terremoto de Haití, donde hubo 250.000 muertos y había cadáveres por todos lados, chicos lastimados sin manera de poder curarlos, que son situaciones que te llevan al límite.
En lo personal, aprendí a lidiar bastante bien con eso; siento que el trabajo que hacemos ayuda a que las cosas que pasan se sepan, que uno intenta mostrar que las guerras no son quirúrgicas y que la gente se muere, mostrar el impacto que tiene la guerra.
Eso te ayuda a seguir adelante y seguir comprometido con lo que hacés.

¿Recuerda algún momento en especial por lo doloroso?
Me tocaron vivir muchas situaciones muy feas… En Afganistán, por ejemplo hubieron varias; recuerdo una después de un ataque de la OTAN cerca de Jalalabad que fue horrible, otra en Kabul, después de un atentado terrorista que dejó más de 50 muertos… fue una situación de caos generalizado desesperante.

En Faluja, Irak, vi como murieron 6 chicos durante un bombardeo de Estados Unidos.
En particular me conmueven mucho las historias donde hay chicos involucrados, especialmente desde que soy madre, porque de alguna manera te muestra la vulnerabilidad de algunos sectores de la sociedad.
Situaciones horribles viví muchas, y creo que lo importante es estar ahí y denunciarlas en ese momento. En lo personal el periodismo lo tomo mucho para esas situaciones de denuncia, para mostrar cosas terribles que pasan a veces y que los que puedan hacer algo para cambiarlo lo puedan hacer en base a lo que uno escribe.

¿Vivió algo que pueda rescatar como un acto de amor dentro de todo esto que cuenta?
Hay algo que me ocurrió tres veces; la primera fue en Afganistán, y las otras dos en Haití. Fue que alguien me regalara a su hijo. La primera vez estaba en una fábrica en Jalalabad, que es cerca de la frontera con Pakistán, haciendo una nota sobre trabajo infantil.
Se me acercó una mujer y me pidió que me lo llevé. -Llevatelo, salvalo- me dijo.
No se si definirlo como un acto de amor, exactamente, pero si un acto de desesperación de una madre para salvar a su hijo de la guerra. Lo mismo me pasó en Haití, dos veces.

¿Vivió alguna vez una situación límite, en la que haya sentido miedo?
Miedo tuve muchas veces. Creo que el miedo es lo que te mantiene viva, es lo sano, te hace ser precavida.
Cuando era más chica, tal vez era más inconsciente.
Hoy soy mucho más cuidadosa con determinadas cosas, evalúo mucho a donde voy y me cuido mucho más.
Tuve muchas situaciones de peligro… una noche en Bagdad comenzaron a caer morteros contra el hotel donde estábamos durmiendo y tuvimos que salir corriendo.

Otra vez le tiraron con un lanza granadas al auto que iba delante del que yo viajaba, y por casualidad no voló el auto en el que iba yo, pero por lo general trato de sacarle el dramatismo y la violencia a este tipo de cosas, porque en realidad, si uno se pone a analizar cada vez que le pudo haber pasado algo no podría trabajar de esto.
Obviamente que miedo se siente, y situaciones de alto riesgo hay muchas, también.

Cierta vez estaba en un operativo militar en Faluja filmando con el ejército de Estados Unidos que estaba combatiendo a la resistencia iraquí, y de pronto de un techo saltaron dos iraquíes y me empezaron a tirar a mi porque yo estaba con el ejército de los EE UU, y salí corriendo.

Después los norteamericanos me pidieron el video, pero lo único que se veía eran mis pies corriendo. Y esta anécdota siempre la cuento para desmitificar un poco eso del periodista héroe que se aguanta todo.
En definitiva es tratar de estar ahí y hacer lo mejor que uno pueda hacer en momentos que siempre son muy difíciles y llevar todo a la imparcialidad, que tu historia afecte lo menos posible ese reportaje o informe, porque la historia no soy yo, sino lo que estoy contando.

¿El hecho de ser mujer, la favoreció, la perjudicó, o fue lo mismo?
Es como ser mujer en cualquier lado, tiene sus cosas buenas y sus cosas difíciles.
En general tenés que demostrar que sos fuerte, que aguantás más, porque si no, no hubieses venido.
A mi, ser mujer me abrió más puertas de las que me cerró, más allá de la dificultades que puede haber pasado en países como Afganistán, donde te tiran piedras por el solo hecho de verte con una cámara, o te manosean, pero siempre rescato que el ser mujer te hace poder entrar en una casa y hablar con una familia sin que me vean como una amenaza, o tal vez, por el concepto machista que tienen no crean que sos un servicio de inteligencia de otros países.

mm
Acerca de Pablo Dócimo 18 Articles
Escritor , periodista.