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Jornada laboral: ¿es posible trabajar menos y rendir más?,

Por Daniel Colombo

En Dinamarca, trabajar hasta tarde causa una mala impresión a jefes y compañeros, debido al arraigo de la conciliación entre la vida laboral y la personal. ¿Te imaginas algo así en tu país? Los daneses trabajan una media de 33 horas a la semana a pesar de que el horario laboral establecido por ley es de 37 horas, según la OCDE. Este es uno de los factores que convierten a los daneses en uno de los pueblos más felices del mundo.

Sin embargo, en muchas culturas, como la norteamericana y latina, todavía resulta bien visto el tener jornadas extensas, de 8 o más horas diarias. De hecho, se estima que durante el período de home-office o en formato teletrabajo si no está convenientemente normado por las empresas, se llega a trabajar un promedio de dos horas más por día.

Y ese es el punto para hablar sobre productividad, que de eso se trata: ¿somos productivos porque trabajamos más horas, o podríamos hacer lo mismo, e incluso mejor en menos tiempo?

Este caso concreto sirve para ilustrar: en agosto de 2019 casi 2500 empleados de Microsoft en Japón participaron de un experimento de reducción de jornada laboral. Trabajaron sólo cuatro días a la semana, con los viernes libres. El resultado medido fue que la productividad aumentó un 39,9% y se favoreció el equilibrio entre la vida personal y profesional.

Hoy, las condiciones actuales del mundo implicarán una nueva transformación, quizás con jornadas más cortas en días o en horas, más flexibilidad y la posibilidad del teletrabajo como instancia permanente o híbrida, combinada con lo presencial.

Estamos viendo surgir lo que muchos avizoran como una quinta era en la humanidad, donde muchos trabajos van a ser automatizados y otros, directamente eliminados. De la preparación y adaptabilidad para los nuevos entornos, tanto de las empresas, gobiernos, organizaciones y trabajadores, va a depender la posibilidad de que se continúe produciendo y llevando adelante las prácticas laborales bajo nuevos parámetros. Se transforma el mundo, y es impensado seguir bajo los mismos esquemas de hace siglos.

Un primer paso en muchos países es la implementación de la jornada laboral de 32 horas; este tema es extensamente investigado en distintas latitudes, ya que cada una tiene sus particularidades y podría no ser factible de aplicar de forma generalizada.

Aunque sí hay consenso en ir hacia menos cantidad de horas, teletrabajo, presencialismo en formato reducido y mínimo, y nuevas habilidades de los líderes para conducir equipos en entornos totalmente diferentes hasta hace poco tiempo atrás.

Los resultados de las experiencias indican que aumenta la productividad porque el trabajador se siente más feliz y cierta liberación de carga excesiva laboral, sin ver comprometido su salario. Incluso otras investigaciones hablan de disminución de la desigualdad. Desde la perspectiva de la salud, el trabajar menos horas produce menos estrés, mejora el sueño, los vínculos primarios como la familia y amigos se solidifican y las personas están más descansadas y mejor predispuestas.

Para los que tienen empleo fijo puede ser una buena idea. El problema lo representan los autónomos, aquellos que se ganan día a día su jornal con sus horas: si no trabaja, no cobra. A nivel mundial se estima que un autónomo trabaja más de 9 horas diarias, inclusive en muchos casos los fines de semana.

En el sector público hubo una experiencia en 2007 en Utah (Estados Unidos) donde se redujo la jornada laboral, aunque ya en 2011 tras las mediciones, los ciudadanos recibían peores servicios, lo que implicaría contratar más funcionarios y técnicos para suplir esas falencias. Es decir que en lo público queda mucho por analizar, porque, en definitiva, el sostén del empleo público lo pagamos todos los privados de nuestro bolsillo.

Aquí van estas ideas para lograr un traspaso a jornadas más cortas sin afectar el rendimiento, e inclusive, aumentándolo:

  1. Analizar los contextos y la cultura de la empresa y adaptarla al nuevo formato.
  1. Al implementar jornadas reducidas, los líderes necesitan aprender a confiar y delegar más en sus equipos, enfocarse en la eficacia y no sólo en el resultado final, y, definitivamente, apoyar el equilibrio de la vida personal y profesional.

El debate está abierto. La posibilidad de experimentar nuevos formatos de trabajo, también.

Daniel Colombo

Facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos; mentor y comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 30 libros. LinkedIn Top Voice América Latina 2019. Coach certificado Miembro de John Maxwell Team. Co-fundador de NecesitoCoaching.com

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