Murió Arturo Bonín: un actor que siempre asumía riesgos

En la adolescencia descubrió su amor por el teatro y nunca más se bajó de un escenario. A lo largo de su carrera, apostó por personajes poco convencionales.

Murió Arturo Bonín. Su muerte a los 78 años, conmocionó al mundo del espectáculo. No era para menos. Se trata de un actor clave en el cine, la televisión y el teatro argentino. Durante toda su carrera mostró compromiso con la profesión y nunca le escapó a papeles que invitaran a los espectadores a replantearse la realidad.

Su familia confirmó la triste noticia a través de un texto que se compartió con los medios. “Con profunda tristeza comunicamos el fallecimiento de Arturo Bonín. Agradecemos a todos los que nos han acompañado en esta difícil etapa y a todos los que sienten su pérdida”, detallaron.

 “Amó su profesión de actor y director y ha tenido el privilegio de vincularse y compartir hermosos momentos con tantas personas que lo quieren y respetan”, concluyó el texto. Además, informaron que no harán velorio, ceremonia religiosa ni entierro.

Murió Arturo Bonín: un actor que siempre asumía riesgos

Arturo José Bonini, como dice su DNI, nació en el 11 de Noviembre de 1943 en el barrio de Villa Urquiza y tres años después se mudó a Ballester. En su adolescencia descubrió su pasión por la actuación cuando un amigo lo invitó a estudiar teatro en 1959 y él accedió porque creía que era un buen ámbito para “conocer minas”. Sin embargo, allí lo que encontró fue el amor por distintos autores.

La reacción de su padre cuando le contó cuál era su vocación fue inesperada: lo llevó a un médico para saber si estaba bien. “Creo que me salió medio raro… quiere actuar”, le dijo el hombre desconcertado al especialista que se encargó de darle tranquilidad.

Más allá de esa anécdota en la que pintaba cariñosamente a su viejo como un “tipo elemental”, el artista sentía una admiración total hacia él. Uno de los motivos fue su valentía para ayudar a un amigo y dirigente peronista a exiliarse hacia Uruguay en plena Revolución Libertadora.

El salto a la fama de Bonín fue a través de una publicidad de las galletitas Criollitas, donde interpretaba a un ejecutivo exhausto que se conmovía al escuchar a su hijo decir por primera vez la palabra “papá”. “Ese aviso me dio una popularidad tremenda, me llamaban para desfilar en boliches, para almorzar en la mesa de Mirtha. Entré en pánico”, le contó a Clarín.

Hasta 1980 no se pudo dedicar plenamente a su profesión e hizo de todo: vendió seguros, fue operador y programador de IBM, vidrierista, carpintero -un oficio que amaba- y hasta tuvo un kiosco. Sin embargo, las oportunidades para actuar como galán de telenovelas -con su característico bigote- empezaron a ser recurrentes y entró en un circuito en el que trabajó ininterrumpidamente.

Arturo Bonín poco a poco empezó a tener papeles más jugados a mediados de los 80. Una de sus películas más recordadas es “Otra historia de amor”, donde protagonizó junto a Mario Pasik un romance entre dos hombres, algo totalmente invisible para el cine nacional y también para el mainstream en general.

Otras de sus apariciones más recordadas en la pantalla grande fueron en Amanece que no es poco, Asesinato en el Senado de la Nación, Iluminados por el fuego y Contar hasta diez.

En la televisión también fue una cara recurrente y los televidentes pudieron disfrutarlo en el último tiempo en 1/15-18 (eltrece). Otros de sus éxitos fueron La señora Ordóñez, Montecristo, Rebelde Way, Vidas robadas y Dulce amor.

Más allá de cuánto disfrutaba estar delante de una cámara, su lugar en el mundo era el teatro. Allí era donde se sentía más cómodo y donde el público lo vio brillar en obras prestigiosas como Whitelocke, Un general inglés, Código de familia y El conventillo de la paloma.

“Está por empezar la obra, abrazo a mis compañeros y les digo ‘buen viaje’. Es un viaje programado. Durante ese rato, no somos. Acordamos y nos vamos a otra dimensión. Lo sano es que volvemos” le dijo a la periodista Marina Zucchi en una valiosa entrevista donde relató su amor por el arte y mostró toda su sensibilidad.

A partir de 2001, junto a su esposa Susana Cart, empezó a colaborar con el movimiento Teatro por la Identidad, un ciclo que acompaña la lucha de las Abuelas de Plaza de mayo para encontrar a los nietos que aún no han podido recuperar su identidad.

Susana Cart estuvo en todo momento junto a Arturo Bonín. Tenían más de 45 años en pareja. (TN)

LA

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Periodista, locutor, actor y editor de Semanario Argentino y de Radio A de Miami. Director de Diario Sur Digital.