Inflación en aumento. El «Plan platita» está tomando una nueva dimensión en respuesta a la alta inflación. En los últimos días, el Gobierno ha lanzado una licitación para importar aproximadamente 90 millones de billetes nuevos, los cuales han sido impresos en Alemania. Este contrato implica el transporte aéreo de 117 toneladas de papel moneda desde el aeropuerto de Leipzig y se espera que estos nuevos billetes estén en circulación antes de que finalice el año.
De acuerdo con los términos de la licitación, la apertura de las ofertas se programó para el lunes 23 de octubre, un día después de las elecciones presidenciales. Toda esta operación está bajo la responsabilidad de la Casa de la Moneda, la entidad encargada de imprimir billetes por mandato del Banco Central.
Hoy en día, circulan casi 9,151 millones de billetes físicos en Argentina. Sin embargo, desde principios de septiembre, el Gobierno ha incrementado el suministro en 600 millones de unidades, lo que refleja en gran medida el aumento en la inflación en los últimos meses.
Esta nueva partida de dinero llegará al país distribuida en 449 contenedores, los cuales se mantendrán resguardados en un depósito hasta que el Banco Central lo disponga. Para garantizar su seguridad, los billetes han sido sellados doblemente, tanto por fajos como por bultos, con el fin de evitar su deterioro físico. En cuanto a su valor, se trata de otra historia.
La Casa de la Moneda explica que estos billetes fueron fabricados en una imprenta alemana, la misma que produce los euros, pero es un subcontrato de la empresa estatal con la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de España. Anteriormente, se había seguido el mismo procedimiento con imprentas de Francia y Malta.
Agustín Rossi, jefe de Gabinete y compañero de fórmula de Sergio Massa, ha detallado en el Congreso el costo de imprimir papel moneda. En promedio, el millar de billetes de $ 1,000 con la imagen del hornero cuesta US$ 107.76; los nuevos con la imagen de San Martín, US$ 120.33. Por otro lado, los de $ 2,000 (que llevan la imagen de Cecilia Grierson y Ramón Carrillo) tienen un costo cercano a los US$ 118. Según las estadísticas del BCRA, más de la mitad de los billetes en circulación son de $ 1,000, mientras que solo hay alrededor de 160 millones de billetes de $ 2,000, la denominación más alta vigente.
La cantidad de pesos en circulación no es suficiente para hacer frente al rápido aumento de la inflación en los últimos dos meses. Esto se debe en gran parte al «Plan platita» lanzado por Massa para compensar la devaluación del 22% del dólar oficial después de las PASO. Este plan comprendió un total de 15 medidas que representan un costo para el Estado de casi $2.5 billones, lo que equivale al 1.3% del PBI. Entre las mejoras se incluyen bonos para jubilados y desempleados, reintegro del IVA en las compras con tarjeta de débito y sumas fijas para empleados, entre otras.
La Casa de la Moneda, la entidad encargada de imprimir dinero físico, no ha sido capaz de satisfacer la creciente demanda de nuevos billetes. Según Bloomberg, la empresa tiene la capacidad de imprimir entre 700 y 900 millones de unidades al año, lo que representa aproximadamente la mitad de la demanda del Banco Central. En el último año, se pusieron en circulación un total de 1,830 millones de billetes.
Para abordar esta emergencia, a principios de octubre, el Gobierno importó rápidamente una partida de billetes de $ 2,000 fabricados por el Banknote Printing and Minting Corporation de China. El resto de los billetes proviene de Europa y Brasil.
La dificultad radica en la renuencia del Gobierno a emitir denominaciones de mayor valor, a pesar de que las consultoras privadas pronostican que la inflación en 2023 superará el 180%. El propio Massa ha anunciado, sin proporcionar detalles ni fechas específicas, que se está considerando la posibilidad de lanzar el «peso digital» como medida para mitigar los costos de la alta emisión de moneda.
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