La importancia de sincronizar. Investigadores españoles han descubierto cómo la sincronización de los relojes biológicos puede ser una estrategia preventiva contra el envejecimiento. Publicaron dos estudios que llevaron a cabo experimentos en ratones, revelando el papel fundamental de esta sincronización en el funcionamiento de los músculos y la piel.
Los ritmos circadianos, que regulan los cambios físicos y mentales en el cuerpo humano a lo largo del día, desempeñan un papel crucial en este proceso. Estos ritmos, cuyo nombre proviene de las palabras latinas que significan «alrededor de un día», son controlados por un reloj biológico ubicado en el hipotálamo del cerebro.
Un equipo de científicos liderado por Salvador Aznar Benitah del IRB Barcelona y Pura Muñoz-Cánoves de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) ha hecho dos descubrimientos clave sobre los ritmos circadianos. Han revelado que la sincronización entre el reloj circadiano cerebral y los relojes periféricos en los músculos y la piel es esencial para el funcionamiento óptimo de estos tejidos y para prevenir los procesos degenerativos asociados al envejecimiento.
Un estudio, publicado en la revista Science, se centró en la coordinación entre el reloj central y periférico en los músculos, mientras que otro estudio, publicado en la revista Cell Stem Cell, analizó la coordinación similar en la piel.
Los investigadores destacaron que hay mecanismos comunes que influyen en la funcionalidad óptima del reloj central y los relojes periféricos, y que los relojes periféricos tienen un alto grado de autonomía. Estos son capaces de mantener ciclos de 24 horas y de gestionar aproximadamente el 15% de las funciones circadianas incluso en ausencia del reloj central.
Según el doctor Benitah, la sincronización entre los relojes circadianos cerebrales y periféricos juega un papel fundamental en la salud de la piel y los músculos, mientras que los relojes periféricos tienen la capacidad de llevar a cabo funciones básicas de los tejidos de manera autónoma.
Además, Muñoz-Cánoves señaló que estos hallazgos sugieren que solo se necesita una mínima interacción entre dos relojes tisulares (uno central y otro periférico) para mantener el funcionamiento óptimo de tejidos como el músculo y la piel y evitar su deterioro y envejecimiento. El siguiente paso es identificar los factores de señalización implicados en esta interacción para posibles aplicaciones terapéuticas.
En resumen, estos estudios resaltan la importancia de la sincronización de los relojes biológicos en la prevención del envejecimiento, revelando cómo la restauración de estos ritmos puede tener efectos beneficiosos en la salud muscular y dérmica, así como en el rendimiento físico en la vejez.
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