Los especialistas también señalaron la emigración de médicos con «excelente formación», lo que podría llevar al “cierre de centros de alta complejidad”.
El Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) emitió un contundente comunicado advirtiendo sobre la crítica situación del sector debido a los recortes y ajustes del gobierno nacional.
Los especialistas temen que se suspendan procedimientos como la colocación de stents y las angioplastías por las dificultades económicas que afectan las prácticas médicas.
El CACI alerta sobre el fuerte aumento en los costos de equipos y suministros, además de la disminución de los salarios de los profesionales, lo que está llevando a la postergación de intervenciones quirúrgicas. Además, destacan que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el país.
“Toda la actividad va a verse paralizada, generando un impacto incalculable sobre la salud de la población en toda la Argentina”, señalaron en el comunicado difundido por el Colegio.
Los insumos necesarios para llevar a cabo las intervenciones no se producen localmente, afirman los expertos, por lo que se depende exclusivamente de las importaciones, cuyos precios han aumentado un 500%. A su vez, estos incrementos no han sido acompañados por los ajustes en los pagos de las obras sociales y prepagas.
«Médicos con excelente formación están emigrando a países que los reciben con los brazos abiertos y retribuciones acordes a la calidad de su trabajo,” explicaron, advirtiendo sobre la situación del sector y los profesionales que lo integran. De esta manera, puede haber una “escasez de médicos y el cierre de centros de alta complejidad tendrá consecuencias serias en la salud cardiovascular de la población,” alertan.
El doctor Alejandro Palacios, ex presidente de la entidad, afirmó: “Nadie quiere arriesgar ni perder dinero. Los importadores retacean insumos, las obras sociales y prepagas demoran autorizaciones y pagan las prácticas en plazos extendidos afectados por la inflación, las autoridades sanitarias no intervienen, y las clínicas y hospitales terminan siendo testigos involuntarios de una problemática que afecta directamente la atención programada y las urgencias.»
“En definitiva, somos los médicos los que debemos dar la cara con el paciente e intentar resolver su problema de salud con los pocos medios que tengamos a nuestro alcance,” concluyó.
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