Se despide un año de transición para dar lugar a otro nuevo año electoral, y así se van cumpliendo los ciclos políticos. En el mientras tanto, la esperanza sigue en pie y la necesidad de comenzar a disfrutar de un bienestar general aún está pendiente en la sociedad.
Está más que claro que no se puede hacer andar un tren nuevo sobre vías destruidas, pero también está claro que hay una equivocada política económica que tiene como resultado el incremento de pérdida de puestos de trabajo que resalta la caída del consumo y a su vez esto genera una merma en la producción ante la escasa demanda.
Sin embargo, desde otro ángulo, hay que destacar la educación y el respeto que emanan de los breves discursos del presidente, instando a reflexionar a quienes lo escuchan. Del mismo modo, prevalece siempre en sus palabras la voluntad de incentivar un acercamiento entre los que piensan diferentes. Esto no es poco, pues es así como se logra una convivencia civilizada que, teniendo como pilares la conciliación y el diálogo, podemos decir que “cuando uno no quiere, dos no pelean”
Personalmente, si bien fue un año difícil desde lo económico, pensé con sentido común que era imposible evadir este tramo del viaje hacia un destino mejor. A lo largo de estos doce meses tuve la posibilidad de observar el comportamiento de una parte de la sociedad que, a pesar de haber sido vapuleada durante años por la descalificación, respondió y responde con mesura entendiendo que la violencia verbal tampoco es el camino hacia una Argentina próspera. Las relaciones humanas armoniosas son la base del éxito de un país culto.
Las crisis, en general, nos dan la oportunidad de medir nuestras fuerzas y de crecer si las sabemos capitalizar. Ningún ser humano es imprescindible, solo se torna necesario en circunstancias especiales. Este aprendizaje debiera ser el común denominador de la dirigencia política y de aquellos que, desde algún cargo transitorio, se sienten con el poder que les da el manejo del dinero.
Fue un año muy especial, en lo personal y en lo periodístico, y sinceramente siento un profundo agradecimiento a todos quienes me abrieron las puertas para que Sur digital esté mensualmente y de manera gratuita en la región, más precisamente en Avellaneda, Lanús, Quilmes acompañándome desde sus evaluaciones.
Así, seguimos adelante con la convicción de la vocación por la profesión de informar y no bajamos los brazos ante las adversidades. Por el contrario, trabajamos con pasión e incansablemente para sumar un año más a nuestra trayectoria, con el esfuerzo y sacrificio que requiere el detrás de escena por ser prensa independiente, respetando la pluralidad de ideas y haciendo respetar las propias desde la base de la educación al manifestarlas.
Un gracias infinito del equipo de Sur digital, a comerciantes, instituciones, universidades, empresas, sindicatos, Municipalidad de Lanús, Municipalidad de Quilmes, Concejo Deliberante de Quilmes, funcionarios, concejales, políticos y Concejo Deliberante de Avellaneda que nos acompañaron en la edición final del Año 2016.
Que el espíritu navideño siempre pueda estar presente y nos permita con fe, entusiasmo y alegría avanzar en la construcción de un país próspero para todos los argentinos, y que el nuevo Año 2017 esté lleno de éxitos.
