Independiente guardó titulares pero igual amargó a Racing en el Cilindro

Fue un clásico diabólico. El Rojo sacó ventaja con un acierto de Leandro Fernández y después aguantó el partido con diez jugadores. La Academia mereció el empate, pero le faltó precisión.

25 11 17 Racing vs Independiente Foto: German García Adrasti

Holan es Napoleón, aunque le falte vencer en la batalla del martes. Y fue Cocca, finalmente, el que tuvo su Waterloo. Independiente, con un equipo cargado de pibes y experimentados suplentes, se atrincheró a la espera de alguna flaqueza de Racing. Arévalo Ríos y Vittor conspiraron contra su propio fuerte. Y Leandro Fernández, el goleador de los clásicos, batió a Musso. Ganó el Rojocasi sin proponérselo. Perdió la Academia, que buscó con desesperación y sin claridad un empate que mereció. Rehak, el palo y esa pelota que Jonás Gutiérrez salvó en la línea de sentencia, su alarmante falta de definición, lo impidieron.

La presión era de Racing. Por el contorno, esas tribunas cargadas de hinchas como nunca antes en el campeonato. Porque el rival, ese que resulta tan esquivo pero anoche llegaba a este derby con mayoría de suplentes, pensando en la Copa Sudamericana, el martes contra Libertad. Y asumió el compromiso la Academia. Se hizo cargo del protagonismo. Pero no tuvo nitidez en la búsqueda. Intentó por adentro con la salida prolija del Pulpo González, pero se cerró demasiado Independiente. Se volcó por afuera con Andrés Ibargüen y Renzo Saravia, ya que Augusto Solari tenía mayor participación en el juego interno para liberarle el carril al cordobés. Sin embargo, dependió demasiado de la inspiración de Lautaro Martínez, la joya celeste y blanca.

Independiente se pareció muy poco a ese equipo agresivo, adicto a la tenencia de la pelota, peligroso en los últimos metros gracias a su buena triangulación. Se preocupó mucho más por bloquear los caminos de Racing que por generar situaciones en el área de Juan Musso. A bordo de un 5-4-1, con Nicolás Domingo entre los marcadores centrales, no fue incisivo. Ni siquiera metió un contragolpe. Bajo esta coyuntura, entre unos que intentaban con pocas luces y otros que se sostenían en su solidez, el partido estuvo lejos de ser atrapante. Friccionado, con un árbitro devorado por la responsabilidad, los primeros cuarenta y cinco minutos fueron demasiado cortados.

¿Qué hubiera pasado si Martín Bustos, el juez asistente, no levantaba la bandera cuando el Pulpo González remató cruzado y venció a Gonzalo Rehak? Era un gol lícito y falló la vista del línea. Habría sido diferente la historia. También hubiera sido todo distinto si Arévalo Ríos y Sergio Vittor no le regalaban la pelota en la salida a Leandro Fernández. No perdonó el santafesino. Con un disparo cruzado, venció a Musso.

Independiente se encontró con un gol por el que hizo poco esfuerzo. Y con un hombre menos a los 34 minutos, después de la segunda infracción de Moreira sobre Lautaro Martínez. Corrigió a tiempo su error Germán Delfino, a instancias de Bustos. Había amonestado a Amorebieta el juez internacional.

Cocca hizo el cambio que pedía la gente. Mandó a la cancha a Lisandro. Salió Arévalo Ríos y el capitán fue el enganche. Pero conectó muy pocas veces y se perdió el empate de manera increíble. Racing continuó con sus problemas de gestación. Independiente se aferró al resultado, cada vez más cerca de Rehak. Y sufrió, claro. Porque aun sin rasgos de brillantez, lo empujó contra su arco. Una y otra vez, chocó contra la defensa visitante. Tuvo una muy clara. Y el palo se lo negó a Lautaro. Y Jonás salvó en la raya. Y Racing cayó. E Independiente celebró. ¿Cómo no hacerlo? Los clásicos se ganan. Y el Rojo lo hizo.

 

GG

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Periodista, locutor, actor y editor de Semanario Argentino y de Radio A de Miami. Director de Diario Sur Digital.