
La idea es evitar el turismo en la localidad, pues desde que se reabrió la economía en Florida, lo que ha pasado es que los casos han aumentado de manera exponencial y el sistema de salud vuelve a estar en peligro de colapso.
“Los alquileres a corto plazo y de vacaciones cancelarán todas las reservas existentes y se abstendrán de aceptar nuevos huéspedes o hacer nuevas reservas, hasta que la Orden expire o se modifique de otra manera“, dijo la ciudad en un comunicado de prensa.
La decisión se produce en medio del aumento de los números de casos de COVID-19 en el sur de Florida.
Los líderes en Miami-Dade, el condado más afectado por el nuevo coronavirus, han buscado varias formas de evitar grandes reuniones que, según dicen, está ayudando a que el virus se propague por la comunidad.
Esas medidas incluyen la orden de la semana pasada en todo el condado que prohíbe comer en restaurantes en interiores.