La economía argentina explicada en forma fácil

Una guía simple para entender por qué la económica argentina no logra despegar.

Por: Alejandro Itkin / aditkin@gmail.com

“Hace más de dos años que están, ya no pueden echarle la culpa a la herencia”, “Macri es débil”, “prometió bajar la inflación y no lo puede lograr”, “no tienen un plan económico”, “no pueden controlar el dólar”, “los comercios están cerrando”, etc. etc. Estas son las frases más escuchadas en la calle, quejándose contra el gobierno de Mauricio Macri por no poder encontrarle la vuelta a la economía.

Es obvio que las soluciones no están llegando con la rapidez que la gente quería ni como el gobierno estimaba, pero la baja de la inflación vendría a ser la conclusión final y no el primer paso.

Las siguientes son la variables económicas que cuentan en este partido:

  • Deuda Externa. (Dólares que el país pide prestado)
  • Inversión Extranjera (Dólares que empresas extranjeras invierten en nuestro país)
  • Tasas de interés (cuando nos paga el banco para depositar nuestro dinero)
  • Indice de consumo (cuanto se consume en la calle)
  • Precio del Dólar (Cuantos pesos vale un dólar)
  • Balanza Comercial (Exportaciones menos Importaciones)
  • Déficit Fiscal (Ingresos al estado por impuestos menos egresos del gasto público)
  • Inflación (porcentaje de aumento de los precios)
  • Política (sensibilidad de los ciudadanos y los partidos político)

Todas estas variables juegan entre sí y, como con la frazada corta, cuando ajusto una se desajusta la otra. Solo tengamos en cuenta que en todas estas variables influye la política, la imagen del gobierno, el humor de la gente y un real sufrimiento de los ciudadanos.

Juguemos con todas estas variables y veamos qué pasa.

El principal problema es el Déficit Fiscal. Sin solucionar esto, nada es posible. Déficit Fiscal significa que al estado le ingresa menos dinero en impuestos de lo que gasta para cuidado de sus ciudadanos. Cuando en una empresa los egresos son mayores a los ingresos por varios años, la empresa termina en bancarrota y finalmente cierra… pero un país no puede cerrar.

Para financiar ese déficit tiene dos alternativas: Imprimir pesos o tomar deuda externa. Si imprime pesos, se genera inflación porque hay más pesos en la calle, como pasaba con el gobierno de Cristina Kirchner. Si pide prestado, sube la deuda externa, como está pasando con el gobierno de Mauricio Macri.

El tema es que para bajar el Déficit Fiscal debe subir la balanza comercial. Eso significa que las exportaciones deben ser mayores que las importaciones. O sea, que ingrese más dinero que el que egresa. Para eso se necesita un dólar caro. Mientras más caro dólar, más fácil exportar. Si un fabricante vende mesas de madera a $1000 pesos y el dólar está a $25, la mesa costará US$ 40 dólares, pero si el dólar está a $20, la mesa costará US$50 dólares, haciéndola más cara para el comprador extranjero y, por ende, más difícil exportarla.

Pero si sube el dólar para beneficiar las exportaciones, aumentan los costos de los artículos importados, de ciertos insumos y de la nafta. Por lo tanto, aumenta la comida, algunos empresarios se aprovechan y aumentan solo para ganar más, la oposición sube el tono, la gente está de mal humor, doña Rosa se queja, la inflación sube, etc. etc.

Entonces, el Banco Central sale a vender dólares para aumentar la oferta y bajar el precio, pero ahí estamos perjudicando las exportaciones, ¿cierto? Otra vez la historia de la manta corta.

Por otro lado, para atraer capitales extranjeros, la tasa de interés esta semana subió al 40%. Eso significa que si un inversionista deposita $100,000, al año le van a devolver $140,000. Es un buen negocio porque gana 40% en pesos y la inflación subirá “solamente” 25% (a pesar que el gobierno mantenga caprichosamente la meta del 15%). Pero si los intereses están en 40% el inversionista prefiere congelar su dinero en bonos en vez de producir y correr riesgos haciendo que baje la producción y el consumo. O sea, o atraemos capitales extranjeros de inversión, o mantenemos la producción. Ambos juntos, por ahora, no se puede, especialmente cuando la justicia no existe y el inversor extranjero no tiene protección legal para su emprendimiento.

Otra de las formas de bajar el Déficit Fiscal es achicando gastos. Eso significa: aumentar impuestos, quitar planes sociales, despedir empleados públicos, bajar jubilaciones, aumentar las tarifas de luz, gas y agua y achicar presupuestos en todas las áreas. Todas medidas que acarrean un costo político importante. La simpatía con el gobierno decae y la oposición aprovecha para hacer política.

El gobierno anterior impulsó los planes sociales, contrató inmensidad de empleados públicos y subsidió las tarifas, todas medidas que beneficiaban al ciudadano e impulsaba el consumo.

Si teníamos más dinero en nuestro bolsillo, en un escenario con inflación, la única solución era gastarlo antes que aumenten las cosas. Eso genera consumo y la gente estaba feliz. El problema era que manteniendo todos esos subsidios, el estado se estaba gastando todos sus ahorros ya que el déficit fiscal era del 7% del PBI.

¿Ibamos camino a ser Venezuela? De seguir con esa ruta de un déficit fiscal del 7%, la respuesta es un rotundo SI. Especialmente si ningún país nos prestaba dinero o lo hacían a tasas del 15% anual, cuando lo normal es 4% a 7%, dependiendo el riesgo país.

Como quedó claro, la única forma de tener una economía estable es bajar la inflación. Para bajar la inflación hay que bajar el déficit fiscal, pero para eso hay que tomar muchas medidas anti-populares.

Aumentar las tarifas es una medida necesaria, pero impopular. Si el gobierno elimina subsidios a la energía, el gas y el agua, baja el déficit pero sufre el ciudadano y las empresas. Este ajuste se hizo en forma muy desprolija. ¿Era necesario? SI, pero no tan cruelmente. Hay gente que pasó de pagar $100 por mes a $2000. Hay empresas que tienen costos de luz y gas que no pueden afrontar, hay facturas mal calculadas, etc. etc. El malhumor de la gente por este tema se siente fuerte y los piquetes y marchas lo demuestran constantemente. Hay menos dinero, por lo tanto los negocios venden menos, ergo, baja el consumo y algunos comercios hasta cierran sus puertas.

Bajar las jubilaciones es otra alternativa, pero ya de por sí los jubilados ganan una miseria y cualquier ajuste en esto genera un caos político como lo vimos el 19 de Diciembre con los piedrazos en la plaza del congreso. Esto simplemente no es una alternativa.

Bajar planes sociales… lo mismo. ¿Los pobres lo necesitan? En teoría sí, pero eso genera vagancia. El tema es que si eliminan los planes sociales, aumenta sustancialmente la inestabilidad política, además de bajar el consumo como lo vimos anteriormente. Los piquetes por los planes sociales son un caos constante en las calles de Buenos Aires.

Otra posibilidad es subir los impuestos, algo imposible en Argentina porque ya de por sí son demasiado altos.

¿Despedir empleados estatales? Sí, pero genera desocupación y baja de consumo.

¿Achicar gastos en educación? Absolutamente NO.

¿Achicar gastos en seguridad? Absolutamente NO.

Sin NINGUNA duda, todo esto se debe hacer sin corrupción política y sin robar el dinero del pueblo. ¿Es posible? Durante los últimos 70 años no lo fue. Ahora está por verse.

Entonces, el truco de acrobacia no es nada fácil. Hay voces extremistas que claman que el gobierno debería haber hecho todos los ajustes juntos el primer año, culpando a la maldita herencia y dejar el país patas para arriba para luego ir subiendo de a poco.

Pero Macri prometió en campaña no hacer semejante ajuste porque si no, perdía las elecciones, por lo tanto, para él no era una opción.

Gradualismo es la opción que eligió este gobierno, solo que este camino hace que la agonía se alargue y a más de dos años de gobierno todavía no hayan podido domar al caballo salvaje.

Las buenas noticias es que, despacito, el déficit fiscal está bajando en proporción al PBI. Las malas, es que la gente está sufriendo…. y mucho.

En conclusión, para sacar al país adelante, hay que pasar por años de sangre, sudor y lágrimas e ir logrando las metas de a poco. Muchos van a sufrir horrores en el camino y no es justo. Despidos, gente que no puede pagar las cuentas, salarios que no alcanzan, etc.etc. En toda economía de ajuste mucha gente termina sufriendo en pos de las próximas generaciones. O sea, todas las medidas se deben tomar pensando en construir un país para nuestros hijos y pensar en medidas que perduren más de 1-2 años de bonanza. Tenemos que pensar en los próximos 10-20 y “creo” que es el camino que eligió este gobierno.

Para eso, además, hay que invertir en infraestructura, agua potable, cloacas, electricidad, redes de trenes, mejores rutas, mejor educación y un montón de cosas más.

La incertidumbre es si el pueblo aguantará tanto sufrimiento y darle el voto de confianza en las próximas elecciones.

Por: Alejandro Itkin / aditkin@gmail.com  

 

 

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Acerca de Alejandro Itkin 2 Articles
Alejandro Itkin es empresario, productor/director de cine y co-conductor del programa Expandiendo Horizontes en Radio Dime, AM 1420 de Argentina.

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