Cristina Kirchner demostró que su control del oficialismo es ineludible

La estrategia central de la vicepresidenta es la ruptura. Ella pretende asegurarse la orientación conceptual de la gestión y garantizar con recursos presupuestarios la fidelidad de su base electoral.

Cuando Sergio Massa había alcanzado un acuerdo con la oposición para las sesiones de la Cámara de Diputados una intervención de Máximo Kirchner rompió el puente. La estrategia central de la vicepresidenta es la ruptura. Ella pretende asegurarse la orientación conceptual de la gestión y garantizar con recursos presupuestarios la fidelidad de su base electoral. Su método para conseguirlo es mantener un inventario de conflictos y esto define el juego del poder. Así, Cristina Kirchner sostiene la regla tradicional del peronismo, solo el jefe hace política y Sergio Massa es el último en aprender la lección.

En un almuerzo compartido, el pasado Sábado en Olivos, entre Cristina Kirchner y Alberto Fernández, el tema predominante fue Horacio Rodríguez Larreta y al respecto, instruyó a su anfitrión sobre algunas realidades como que Larreta no es distinto de Mauricio Macri. «Acordate de que a mí la que me perseguía y allanaba era la Metropolitana, la policía de Larreta». Ante el   murmullo del Presidente que, entre Macri y Larreta había algún matiz, la vicepresidente dijo: «No hay caso, al que no quiere entender es inútil explicarle» y en el programa A Dos Voces de este Miércolespor TN, el Presidente volvió a presentar a Larreta como su amigo, y prometió seguir dialogando con él.

Fernández y Larreta son los dos dirigentes con mejor imagen en el país y ese vínculo podría renovar la agenda pública perjudicando a la vicepresidente y a Mauricio Macri, que ejerce, dentro de Juntos por el Cambio, el mismo fanatismo que Cristina Kirchner en el Frente de Todos. Cada uno triunfa donde el otro se hunde. Ciudad de Buenos Aires y conurbano bonaerense son los dos extremos. También comparten un problema, una imagen negativa de casi 60%.

En tanto, un largo mensaje de la diputada porteña Lucía Cámpora, brindaba ejemplos de cómo el oficialismo porteño avanza en la Legislatura con proyectos que se niega a tratar en el Congreso de la Nación. Hace un par de meses, Cristina Kirchner se quejaba de que mientras sus causas seguían abiertas, ningún funcionario del gobierno anterior pisaba Tribunales. A los pocos días, comenzaron a activarse los procesos contra Juntos por el Cambio. No fue magia.

A última hora de este Martes, Massa había acordado con la oposición renovar el protocolo de sesiones virtuales, con la excepción de los proyectos de reforma judicial, presupuesto y reforma previsional, que tendrían tratamiento presencial. Intentó que el proyecto judicial no figure por escrito: «Igual lo vamos a tratar de manera presencial, después de 30 días. Les doy mi palabra», juró, pero ante la sonrisa incrédula de los interlocutores, Massa retiró la propuesta.

Cuando todo parecía superado, apareció en escena el diputado Kirchner. El presidente de la Cámara pidió un cuarto intermedio y cuando retomaron la reunión el clima había cambiado. Ahora los diputados oficialistas comunicaron que no aceptarían condicionamientos en la agenda, sobre todo, la exclusión de la reforma judicial y surgió una mayoría sesionando por la web y una minoría numerosa sentada en el recinto, fue la noche de los dos congresos. Tras esta disputa, el Presidente recibió a Sergio Massa y Máximo Kirchner en Olivos

Entrada la madrugada, Massa recurrió a algunos amigos radicales para negociar una salida. Ofreció volver al entendimiento original, pero sin que se mencione por escrito que la reforma judicial se trataría de modo presencial. La oferta tenía el visto bueno de Leopoldo Moreau, controller de calidad del Instituto Patria. Los hechos siguieron su curso y se votaron las leyes con la sola presencia del oficialismo en la sesión electrónica. Los partidos de la oposición impugnaron la validez de lo aprobado. Nadie supone que un juez les dará la razón, el único que lo hizo fue Alberto Fernández, quien en el discurso del Día de la Industria declaró que «el Congreso no sesionó”, sin embargo por la tarde, el presidente debió corregirse de una fugaz desconexión.

En tanto, la reforma judicial, será tratada con los diputados en sus bancas, en un recinto a determinar. En Juntos por el Cambio apuestan a que ese nivel de exposición inhibirá a los indecisos, sobre todo a los diputados de Consenso Federal, el bloque que se referencia en Roberto Lavagna, pero siempre hay algún descreído «Esos legisladores van a ayudar a la aprobación de la reforma. Pactarán con el kirchnerismo en qué puntos van a disentir. Son todos peronistas».

Cuestión que la ruptura fue un triunfo objetivo de Cristina Kirchner. Demostró que su inflexibilidad no es inviable. El Frente de Todos consiguió aprobar las leyes sin la oposición. (LN)

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