Del verano de 1998 a San Valentín en Miami: La historia de amor de Lionel Messi y Antonela Roccuzzo

Del verano de 1998 a San Valentín. La imagen icónica en la playa que preludió su historia de amor y los detalles desconocidos de la narrativa que entrelazó los destinos de Lionel Messi y Antonela Roccuzzo. La Pulga y la Negra, como los han llamado desde su infancia, celebran su primer San Valentín en Miami. Desde los tiernos gestos inocentes hasta la formación de una de las familias más respetadas por argentinos y personas de todo el mundo.

En un balneario de Punta Mogotes en Mar del Plata, un grupo de niños se divierte creando pozos en la arena, corriendo, chapoteando en el mar y dibujando garabatos en la granilla. Dos de esos niños están conectados por un hilo rojo, Lionel Messi y Antonela Roccuzzo, quienes en ese momento no podían prever que estaban destinados a escribir una historia de amor que sería admirada y elogiada por millones de personas que los observaron construir una familia.

La famosa fotografía que adelantó su romance fue tomada durante el verano de 1998 (titulado así en aquella recordada serie televisiva argentina), cuando Leo tenía apenas 10 años y Anto estaba a punto de cumplirlos. La realidad de uno de los talentos emergentes en la cantera de Newell’s estaba lejos de la que se desarrollaría con el paso de los años, aunque sus habilidades futbolísticas ya eran reconocidas por los aficionados que seguían las categorías juveniles en Rosario y sus alrededores. Por esa razón, la Categoría 87 era invitada a numerosos torneos en todo el país, donde todos quedaban maravillados por el talentoso número 10 que dejaba rivales desorientados en su camino.

Messi viajó a Balcarce, ubicada a unos 70 kilómetros de Mar del Plata, para competir en un campeonato en el club Racing, que actuaba como anfitrión. El joven Lionel se hospedó en casa de una familia local junto a su compañero Matías Pecce y aprovechó un día libre para encontrarse con su amiga de entonces, Antonela, prima de Lucas Scaglia, quien ocupaba el número 5 en el equipo de la Lepra. Aunque Jorge y Celia, padres de Leo, no viajaron a La Feliz, permitieron que él disfrutara de un reencuentro con Antonela y participara en una fotografía que se convertiría en un recuerdo perdurable.

En una conversación con Infobae, Walter Vittor, ex compañero de Messi en Newell’s, rememoró ese encuentro en la playa marplatense: «La familia de Lucas Scaglia y Antonela llegaron en la fase final del torneo. Era verano, época de vacaciones, Mar del Plata estaba llena de gente y muchas familias abrieron sus puertas. Recuerdo haber visto a Antonela con su familia». Leo, que solía frecuentar la casa de los Scaglia y así construyó una conexión con Anto, se unió al plan veraniego con entusiasmo.

Vittor había sido reclutado por Newell’s junto a Facundo Roncaglia, quien recientemente jugó en Boca Juniors y formó parte de la selección argentina. Dado que en ese momento no disponían de espacio en la pensión para chicos tan jóvenes, la familia Scaglia les abrió las puertas a las promesas entrerrianas para que continuaran sus pruebas en la Lepra y reforzaran al destacado equipo que ya se destacaba con Messi como su emblema.

«Anto vivía a pocas cuadras y, después de los entrenamientos, nos encontrábamos en la casa de Lucas o en la de la abuela, que quedaba arriba del supermercado que balearon. Éramos un grupo de chicos que se divertía todo el tiempo con la pelota, ya sea en la calle, en el garage, en el patiecito. Incluso jugábamos al FIFA 98 en la computadora y nos turnábamos. Todas las tardes estábamos Leo, Antonela, Facundo, Lucas y su hermano menor, disfrutando de una merienda o una cena. Podíamos hacer alguna travesura, como el día que con un pelotazo le volcamos los tachos de pintura a un hombre que estaba trabajando en el frente de la casa de Scaglia. Picardías de chicos. Fue una época maravillosa, nunca hubiéramos imaginado lo que se generaría con el tiempo», rememoró este testigo involuntario de la incipiente historia de amor.

Walter Vittor relata la historia de amor entre Messi y Antonela. Se ha hablado sobre cómo a Leo le gustaba Antonela desde la adolescencia. Walter, que compartió almuerzos, meriendas, cenas y mucho tiempo de ocio, da cuenta de ello: «Cuando estaban juntos, a veces había una mirada medio pícara, pero todo en la inocencia de los chicos que éramos. Después, ese vínculo terminó de florecer más adelante».

Las relaciones entre todos los involucrados se fortalecieron en los años 98 y 99, pero lentamente los caminos se separaron. En el 2000, Jorge Messi fue informado en su trabajo que la obra social ya no se haría cargo de las inyecciones de hormonas para el crecimiento de su hijo menor, por lo que buscaron alternativas a Newell’s. En River, no recibieron la atención suficiente, y surgió la oportunidad en el Barcelona, donde Lionel se sometió a una prueba en septiembre y regresó a Rosario hasta ser fichado definitivamente a principios de 2001. Los primos Antonela Roccuzzo y Lucas Scaglia permanecieron en la ciudad santafesina, mientras que Walter Vittor regresó a su Entre Ríos natal.

En esa época, tener una computadora doméstica no era algo común y mucho menos contar con acceso a Internet. Por lo tanto, la comunicación entre Lionel y Antonela, a pesar de los casi 13 mil kilómetros de distancia, se llevaba a cabo a través de cartas. El joven canterano de La Masía le prometía a la Negra (como aún la llaman cariñosamente muchos de sus íntimos) que ella sería su novia, mientras ella imaginaba cómo sería acompañarlo en su aventura por Europa. Aunque el MSN Messenger fue suficiente para sostener el diálogo, la falta de presencialidad afectó a la incipiente pareja, que se quebró tras la partida del futuro mejor jugador del mundo a España.

Un hermoso gesto de Lionel hacia Antonela reavivó la conexión: la Pulga, como ya se le conocía a nivel mundial por su debut en el Barcelona y su participación en el Sub 20 de la selección argentina, viajó a Rosario en 2005 para acompañar a su novia de la preadolescencia durante el duelo por la muerte de una de sus mejores amigas en un accidente de tránsito. Su actitud reconfortó a Antonela y, con el tiempo, ella comprendió que él sería el amor de su vida. Mientras tanto, Messi escribía historias doradas en el fútbol: campeón en el Mundial Sub 20 ese mismo año, campeón de la liga española y la Liga de Campeones con el Barcelona, y debut en la Copa del Mundo con la selección mayor en 2006.

Durante ese período de pausa, ambos enfrentaron su soltería, aunque nunca dejaron de pensar el uno en el otro por completo. Antonela terminó una relación de la que poco se supo, manteniendo ambos un perfil bajo que siempre compartieron. Lionel se enfocó en su carrera profesional, pero eventualmente buscó a Antonela y le propuso mudarse definitivamente a Barcelona. En 2007, alrededor de los 20 años, oficializaron su relación. A principios de 2009, Messi confirmó en la televisión catalana que estaba en pareja, y aunque ella estaba en Argentina, se limitó en detalles.

En 2010, Antonela viajó con la familia de Leo para presenciar en vivo los partidos de la Selección en la Copa del Mundo de Sudáfrica, marcando el inicio de esta tradición en cada competición junto a la Albiceleste. A pocos meses de la eliminación de Argentina en la Copa América de 2011 (uno de los momentos más críticos de su carrera), Antonela quedó embarazada de Thiago, quien nació el 2 de noviembre de 2012. Tres años después, llegó Mateo. El 1° de julio de 2017, se casaron en Rosario, y al año siguiente, nació Ciro.

En una entrevista reciente con el streamer Migue Granados, Messi confesó que en el futuro podrían buscar a su cuarto hijo: “Nos gustaría tener una niña”. Por ahora, la pareja más querida se dedicará a disfrutar únicamente de su primer San Valentín en Miami.

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