Maldita inseguridad: la historia de Fernando Marino, el repartidor asesinado en un asalto en Adrogué

El joven de 28 años fue interceptado por dos motochorros este Lunes al mediodía que le dispararon en la axila y huyeron sin robar nada. Desempleado en medio de la pandemia, había comenzado a trabajar con una camioneta que le dio su padre y le arrebataron sus sueños.

El joven de 28 años fue interceptado por dos motochorros este Lunes al mediodía que le dispararon en la axila y huyeron sin robar nada. Desempleado en medio de la pandemia, había comenzado a trabajar con una camioneta que le dio su padre y le arrebataron sus sueños.

Hacía una semana que Fernando José Marino había empezado a trabajar como repartidor, luego de perder su empleo en una empresa de medicina privada, y se había registrado en los rubros de la AFIP. 

La cuarentena establecida por la pandemia de coronavirus lo sorprendió desempleado y eso lo angustiaba, pero igual siguió buscando. Hasta que apareció una oportunidad. Con algunos ahorros que había juntado decidió comprarle la camioneta a su papá y entró a trabajar para una empresa que hace envíos de productos comprados a través de Mercado Libre.

Este Lunes cerca de las 13 hs, Fernando conducía la Renault Kangoo gris que era de su papá por la calle República de Italia al 900, en la localidad de Adrogué, donde debía entregar un pedido. Viajaba a muy baja velocidad porque intentaba encontrar la dirección exacta de la entrega. En ese momento, una moto azul sin patente y con dos personas a bordo lo interceptó para supuestamente robarle.

“Sin mediar palabra se le pusieron a la altura de la ventana, en lo que creemos fue un intento de robo. En ese momento, Marino hizo un mal movimiento con el vehículo, como si hubiese pisado un pedal por error”, detalló un investigador a Infobae. En esa secuencia, que aún no fue completamente esclarecida, los delincuentes dispararon hacia el interior de la camioneta y lo hirieron a la altura de la axila. Luego, escaparon sin robar nada. Fernando había conseguido su trabajo como repartidor hacía una semana (Facebook)

La cámara de seguridad de un vecino tomó lo que vino después. Fernando abrió la puerta y se tiró al asfalto, donde se quedó sentado con la mano debajo del brazo, en el lugar donde había recibido el disparo. Su camioneta, mientras tanto, siguió andando despacio hasta chocar con un Ford Fiesta que estaba estacionado. Dos autos pasaron incluso por donde estaba el joven caído, pero ninguno frenó para asistirlo.

Los vecinos llamaron al 911 y Jonathan, un vecino que había escuchado la moto y la detonación desde su casa, salió a auxiliarlo. “El oficial le preguntó si podía esperar la ambulancia pero él no hablaba, solo asentía con la cabeza. Lo cargamos al patrullero pero se desplomó cuando lo quisimos subir. Tengo todavía la sensación del muchacho cuando se me desplomó encima mío”, contó en una entrevista con el canal TN. El móvil policial lo llevó de urgencia hasta el hospital Lucio Meléndez, donde finalmente falleció.

Fernando convivía hacía muy poco tiempo con “May”, su novia desde hace seis años, había terminado el colegio en la Escuela Secundaria de Jóvenes y Adultos de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) -que también publicó un comunicado en el que lamentaron su muerte y enviaron condolencias a su familia- y estaba pensando en empezar una carrera universitaria.

En las próximas horas, se conocerán los primeros resultados de la autopsia practicada al cuerpo de Fernando en la morgue judicial de Lomas de Zamora. La investigación está a cargo del fiscal Gerardo Mohoraz, de la UFI Nº 6 de Lomas de Zamora. Fuentes judiciales confirmaron a la agencia Télam que si bien hay un indicio sobre el paradero de los motochorros, los investigadores todavía analizan todas las cámaras de seguridad de la zona y los testimonios de los testigos que presenciaron la escena para reconstruir su huída. (Infobae)

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