Por Verónica Segreto – Wellness Coach, Fitness and Nutrition coach-NASM
Muchos investigadores enfocados en el sobrepeso están fomentando un nuevo enfoque de la alimentación saludable basado en la ciencia del cerebro. Una serie de técnicas que fomentan la conciencia plena de cómo comemos, la aceptación relacionada con los alimentos que queremos comer y los ejercicios de alimentación intuitiva pueden utilizarse para transitar los antojos y remodelar nuestros hábitos de alimentación.
La pérdida rápida de peso puede provocar cambios duraderos que pueden enlentecer el metabolismo, alterar las hormonas que regulan el hambre y dificultar los esfuerzos por mantener el peso. Los estudios sugieren que un cuerpo que ha perdido peso responde de forma diferente a la comida y al ejercicio que un cuerpo que no ha hecho dieta, y los músculos de una persona a dieta pueden quemar menos calorías de las esperadas durante el ejercicio. Estos cambios ayudan a explicar por qué muchas personas que hacen dietas crónicas pueden estar ingiriendo muchas menos calorías que las personas de su entorno, pero siguen sin perder peso.
El dietante crónico provoca una rigidez metabólica y obtiene el resultado opuesto al esperado.
Uno de los desafíos del Wellness es enseñar a modificar tus hábitos alimenticios sin hacer dieta.
Este puede ser un objetivo para un nuevo año que podés cumplir: dejar de hacer dieta y empezar a saborear la comida. Cambiar tu vínculo con la comida.
Incorporar el mindfulnes como estilo de vida, salir del piloto automático, es parte de una verdadera transformación.
Puede parecer algo sorprendente, pero cada vez hay más pruebas científicas que sugieren que las dietas no funcionan y así muchos nutricionistas de la vieja escuela sin saber que hacer, empiezan a orientarse al estudio de las emociones y el coaching como herramienta de trabajo.
La restricción de alimentos solo hace que se quiera comer más. Y a largo plazo, las dietas pueden ser contraproducentes, ya que activan las defensas de supervivencia del organismo, enlentecen el metabolismo y dificultan aún más la pérdida de peso en el futuro.
Proponerse dejar de hacer dieta no significa renunciar a tener un cuerpo más sano. Pero para vencer el hábito de hacer dieta, tendrás que dejar de lado las viejas ideas de contar calorías, prohibir tus comidas favoritas y medir el éxito con un número en la balanza.
Por qué no a las dietas estrictas
Abandonar el hábito de hacer dieta en esta época del año es especialmente difícil debido al atractivo de los planes de pérdida de peso efectistas. Muchos programas y aplicaciones de dietas tratan de atraer a los usuarios con la promesa de que no promueven una dieta tradicional, solo para imponer prácticas de alimentación restrictivas una vez que te inscribís.
Además de la decepción que sentimos por no mantener el peso, las dietas afectan al organismo de varias formas negativas. Entre otras cosas, la alimentación restrictiva puede afectar a la memoria y a la función ejecutiva, provocar pensamientos obsesivos sobre la comida y desencadenar un aumento del cortisol, una hormona del estrés.
“Una dieta es una forma desagradable y poco duradera de intentar perder peso”, afirma Traci Mann, autora de Secrets from the Eating
“Puede que te lo quites a corto plazo, pero vuelve a aparecer”, continuó Mann. “Ocurre sin importar quién seas; le pasa a la gente con gran fuerza de voluntad y a la gente con una fuerza de voluntad debilísima”.
Si bien cada caso es particular, como conclusión puedo decirte que debemos trabajar en desaprender el habito dietante que no nos permite bajar de peso y sostenerlo en el tiempo. Se transforma en un desafío cada vez mas agresivo para tu cuerpo.
Tu cuerpo cambia si cambia tu mente, tus pensamientos y si estas realmente convencido de lo que estas haciendo. Si seguimos haciendo las cosas por obligación será un corto camino al fracaso.
Entonces, antes de poner tu cuerpo a dieta empeza a entrenar tu cabeza.
Verónica Segreto
Wellness Coach. Fitness and Nutrition coach- NASM